Una visión humana

Tenemos derecho a elegir cuándo queremos morir?

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Escrito por Leonardo Bastida

Morir con Dignidad

¿Tenemos derecho a elegir el momento en que deseamos morir? ¿Debemos contar con ayuda por parte de las instituciones estatales para terminar con nuestra vida, en caso de que sea nuestra voluntad? ¿Garantizar legalmente la eutanasia o la asistencia médica para morir abre la puerta a que se pueda quitar la vida a una persona sin que este sea su deseo?  ¿La eutanasia es un asesinato? ¿Quiénes deben tener este derecho y quiénes no? son algunas de las preguntas permanentemente situadas en las mesas de debate sobre la muerte con dignidad.

Como parte de la necesidad de reflexionar sobre el tema en el contexto nacional e internacional, en días pasados, la asociación civil Por el Derecho a Morir con Dignidad organizó el foro “Perspectivas éticas y legales acerca de la eutanasia”, teniendo como ponente principal al filósofo australiano Peter Singer, una de las voces más prolíficas de la ética contemporánea.

Durante su participación, el autor de Repensando la vida y la muerte: el colapso de nuestra ética tradicional, explicó que hay dos conceptos por delimitar, el de eutanasia y el de asistencia médica para morir.  La eutanasia debe ser entendida como la posibilidad de que el doctor brinde, a petición del paciente, una inyección o solución letal, porque este quiere morir a causa de diversas condiciones mientras que la asistencia medica para morir se usa para referirse a un marco legal que permite al médico, a petición del paciente, recetarle o recomendarle un fármaco con el objetivo de terminar con su propia vida.

Las nociones anteriores podrían representar una contradicción a las nociones de muerte y legalidad, sin embargo, el experto en ética aplicada, indicó que si bien, hay un derecho a la autonomía y a la vida, es posible que los procedimientos afecten a otras personas que entraran en duelo, o haya una posible privación de experiencias positivas por vivir, la eutanasia o la asistencia médica para morir son solicitadas por personas que  desean morir porque ya no pueden vivir más experiencias positivas, tienen una enfermedad terminal e incurable, quienes les aman y quieren prefieren dejar de verles sufrir, y en sí, no desean continuar debido a que no hay un remedio para su situación.

Por esas razones, Singer consideró que se debe respetar su decisión y contar con el apoyo legal para poder hacerlo, lo cual, incluye la posibilidad de renunciar a ciertos derechos, que , en cierta manera, también es un derecho.

Sin embargo, aún hay un reto a nivel global, pues pocos países reconocen legalmente la eutanasia voluntaria (Bélgica, Canadá, Colombia, Luxemburgo y Países Bajos) o la asistencia médica para morir (Alemania, Canadá, Suiza, algunas partes de Estados Unidos y de Australia), lo cual no significa que todas las personas se vuelquen a solicitarla o haya una mala práctica al respecto, pues la evidencia ha mostrado que los casos son mínimos, siempre que haya un marco legal robusto que evite abusos.

En el caso de México, María de Jesús Medina Arellano, académica del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, señaló que la Constitución de la ciudad de México reconoce el derecho de vivir con dignidad y a decidir hasta que se decide una muerte digna. Incluso, la capital mexicana es la única entidad que reconoce a la voluntad anticipada como una manera de poder decidir bajo que circunstancias se prefiere ya no vivir.

Y a nivel constitucional, de manera implícita, pero no explícita, está garantizado este derecho en el sentido de que como Estado, México promueve el derecho a la vida digna y al bienestar.

La doctora en bioética y derecho indico que la muerte digna es la última decisión autónoma que puede tomar una persona y el no poder tomarla puede representar una situación discriminatoria o rayar en la ilegalidad ante la falta de un marco jurídico que lo permita.

La discriminación, refirió, puede derivar del intento de definir quien puede o no ejercer su derecho a morir de manera digna, pues al establecer ciertas causales por las que una persona podría solicitar apoyo para finalizar su vida, pueden quedar otras fuera, entre ellas, quien considera simplemente que su vida ha llegado a su fin.

Para la también autora de libros como Bioética laica, el morir es parte íntegra de la vida, y por lo tanto, se debe respetar la posibilidad de querer llegar a esta etapa de manera voluntaria. Sin olvidar que el derecho a la vida no implica vivir una vida que no queremos vivir.  

Acerca del autor

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Leonardo Bastida

@leonardobastida

Tejedor de historias y cronista de las realidades desde hace más de una década. Etnohistoriador de formación, apasionado por el cine, la literatura y las buenas charlas, investigo y documento vulneraciones a derechos humanos por cuestiones de género, diversidad sexual, VIH/Sida, entre otras causales. Por investigaciones periodísticas sobre tecnología mexicana aplicada al tratamiento del VIH y la ruta seguida por las mujeres del Estado de México para lograr la declaratoria de la alerta de género, obtuve los premios Nacional de Periodismo, otorgado por el Club de Periodistas, y el José Pagés Llergo.

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