Franco Palacios, CEO de Creai
En la última década, la Inteligencia Artificial (IA) ha transformado numerosos aspectos de nuestras vidas, desde la manera en que trabajamos hasta cómo interactuamos con el mundo que nos rodea. Sin embargo, esta revolución tecnológica no está exenta de desafíos, especialmente en términos de salud mental. La incapacidad para adaptarse y gestionar eficazmente las demandas tecnológicas puede llevar a sentimientos de frustración, ansiedad e incluso depresión.
Diversos estudios han comenzado a analizar este fenómeno. Uno de ellos, realizado por la Universidad de Stanford en 2023, encontró que un 40% de los trabajadores en sectores altamente automatizados reportaron niveles elevados de estrés y ansiedad. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que el uso excesivo de la tecnología puede llevar a problemas de sueño y a un aumento en los trastornos de ansiedad y depresión.
La frustración y la ansiedad son dos de las reacciones más comunes cuando las personas se enfrentan a la IA y a otras tecnologías avanzadas. La frustración puede surgir de varias fuentes, y una de ellas es la complejidad tecnológica: muchas personas encuentran las nuevas tecnologías complicadas y difíciles de manejar y la necesidad constante de aprender y adaptarse a nuevas herramientas puede resultar abrumadora.
Otro factor, responsable de un aumento de la ansiedad, está vinculado al miedo al reemplazo laboral. La automatización y la IA están reemplazando trabajos que antes eran realizados por humanos, por lo que la incertidumbre y el temor al desempleo se han vuelto parte del paisaje para muchas personas en distintas industrias, lo que puede afectar gravemente la salud mental. De hecho, un estudio de la Universidad de Oxford en 2022 concluyó que la percepción de la IA como una amenaza laboral directa está asociada con un incremento en la prevalencia de trastornos de ansiedad, especialmente en sectores como la manufactura y los servicios. La sobrecarga de información también afecta a muchas personas, que se sienten incapaces de procesar todo lo que ven y escuchan.
Por último, otro factor problemático es la falta de conexión humana: a medida que las interacciones se vuelven más digitales y menos personales, algunas personas pueden sentirse aisladas y desconectadas, lo que afecta negativamente su bienestar emocional.
Recomendaciones para sobrevivir y prosperar en la era de la IA
A pesar de los desafíos, es posible desarrollar estrategias para adaptarse y reducir el impacto negativo de la IA en la salud mental. Una de ellas es apostar a la educación y la capacitación continua, lo que implica mantenerse actualizado con las nuevas tecnologías a través de cursos y talleres. Esto permite a las personas adaptarse mejor a los cambios y sentirse más seguras en su entorno laboral.
Otro de los conceptos que ha emergido en la era de la IA es el de la “resiliencia digital”. Se trata del desarrollo de habilidades para manejar la sobrecarga de información y utilizar la tecnología de manera efectiva.
Más allá de todo lo anterior, es crucial establecer límites claros en el uso de la tecnología para evitar la sobrecarga digital. Esto incluye pausas regulares durante el uso de dispositivos y la desconexión total en ciertos momentos del día para fomentar el bienestar mental.
Es que la Inteligencia Artificial, con todas sus promesas y desafíos, está aquí para quedarse. Es fundamental reconocer su impacto potencial en la salud mental y adoptar estrategias proactivas para minimizar los efectos negativos. Adaptarse a estos cambios no solo mejorará nuestro bienestar mental, sino que también nos permitirá aprovechar al máximo las oportunidades que la IA tiene para ofrecer.
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