El duelo perinatal es un duelo no reconocido o minusvalidado con características muy peculiares por los sueños que quedaron por cumplir. ¿Cuáles son estos sueños? TODOS. Es decir, no sólo involucra la muerte de un hijo o hija sino los proyectos, lo que ya no va a ser, ya que lo primero que acude al rescate de un ser humano que tiene una pérdida es su capacidad de soñarse en el futuro.
Así lo expresó el doctor Jorge Montoya Carrasquilla, médico gerontopsiquiatra, tanatólogo y director general del Instituto John Bowlby, nacido en Colombia, pero quien lleva un trabajo muy importante en México.
En videoconferencia con la psiquiatra Juliana Vergel, el doctor Montoya se refirió a la violencia perinatal (obstétrica) en el momento en que a una mamá no le permiten ver el cuerpo de su hija/o fallecido, comparando la situación con lo que estamos viviendo actualmente por la emergencia sanitaria de COVID-19, en el sentido de que no están permitiendo ver los cuerpos de los fallecidos y sólo reciben las cenizas.
En este sentido, mencionó que los seres humanos necesitamos ver algo tangible para confrontarlo con la realidad de que eso sí pasó. “Son duelos ambiguos, como los que atraviesan familiares de desaparecidos, de las personas que mueren en un accidente aéreo, donde no hay restos. Pues eso lo configura la misma dificultad que tiene una mamá o pareja a la que no la dejan ver a su bebé (muerto)”.
Agregó que a estas mujeres, en muchos casos no les preguntan cómo quieren tener a sus hijos fallecidos en el vientre, si de manera natural o con una inducción; además de que pasando este proceso las canalizan a las salas de recuperación junto con las mamás que sí tienen a sus bebés, lo cual es muy doloroso para ellas.
Recomendó que los hospitales cuenten con cuartos específicos para recibir a una mamá en duelo, con un ambiente cálido, agradable, con un acompañamiento amoroso, porque hay que ir generando “pequeños tatuajes emocionales” que ayuden en su proceso.
A la pregunta de cómo se puede apoyar a estas familias, el especialista recomendó primero informarse sobre qué es la muerte gestacional y perinatal para tener la información correcta; y preguntarles, por ejemplo: “tengo mi corazón para ti y quiero ayudarte. ¿De qué manera lo puedo hacer?”.
Al referirse a un nuevo embarazo después de la muerte de un bebé, habló acerca de las recomendaciones médicas a nivel físico que hablan de seis meses a un año; sin embargo, acotó que todo duelo amerita un proceso, observando primeramente que haya una motivación de querer ser madre y padre, sin que ese nuevo embarazo se considere como un sustituto del hijo o hija muerta.
Recalcó la importancia de trabajar los duelos: “La distracción tiene que estar combinada con el afrontamiento… mirar mi dolor, llorarlo, escribirlo, gritarlo, cantarlo. De lo contrario, estamos ‘congelando’ el duelo, pues lo que no se trabaja, no se sana, lo que a largo plazo puede repercutir emocionalmente”.
Al plantear el hecho de que la mayoría de mujeres en duelo muestran culpa, el doctor Montoya precisó que es importante hablarle de la culpa racional y la irracional. La primera tiene que ver con la causa de la muerte, por ejemplo, un aborto voluntario, donde hay que asumir una “responsabilidad”. La culpa irracional busca entender lo que sucedió en términos que sean comprensibles, aclarando que este es un sentimiento y un síntoma normal del duelo, como la tristeza, la angustia, el dolor, etc.
Llamó la atención acerca de que las instituciones hospitalarias no brindan un apoyo ni información, y las mujeres se van con los brazos vacíos con una lactancia que les va a recordar que el hijo no está, lo que se le llama la lactancia fantasma. “Una paciente comentó: ‘me está saliendo leche, yo creo que mi hijo tiene hambre’, un dramatismo muy fuerte”.
Un episodio también bastante triste al que se refirió el doctor Montoya, fue acerca de los objetos que ya se tenían preparados para esos bebés que no llegaron a casa, a lo que comentó que hay que guiarnos por el sentido común y tomar las cosas con calma.
“La anulación psíquica es básica para tomar decisiones, ya que los objetos del bebé son transicionales para controlar la ansiedad ante la separación; la mamá se sujeta de la cobija o almohada del bebé, y le calma. Esto evolucionará hasta sostenerse de los objetos simbólicos, por eso no es conveniente que al inicio se les oculten dichos objetos. Es mejor guardar sus cosas hasta que ella decida qué hacer con éstas. Una ecografía puede servir, por ejemplo, para decir esto fue real, esto sí existió”.
Durante la charla, resaltó la importancia de las redes de apoyo, sobre todo con la familia, un núcleo donde, dijo, puede ser un gran recurso o una dificultad, cuando el círculo cercano no contiene y, al contrario, le pide a la pareja o a la mamá que dejé atrás el dolor. Sin embargo, comentó, el duelo afecta a toda la familia porque sufrió un cambio brutal al no cumplirse las expectativas ya planeadas en su núcleo.
“Una persona que iba al grupo de apoyo me preguntó cuándo era el momento de ya no acudir, a lo que le contesté que cuando tuviera en su casa lo que obtenía en el grupo de duelo era el momento. Las familias que responden de manera adaptativa y acertiva son muy pocas porque tienen miedo de enfrentar el dolor, pero el duelo es un asunto de familia, todos los integrantes deben participar”.
Para finalizar, el doctor Jorge Montoya recomendó buscar ayuda al inicio del proceso, ya que pueden presentarse patrones disfuncionales del duelo y no se puede dejar a una mujer o pareja a que se exponga a esa violencia de la fase inicial del duelo, la cual es una tormenta horrible cuando no hay conocimiento ni acompañamiento.
*Acompañante y una de las coordinadoras de MISS Eca Red de Apoyo ante la Muerte Gestacional y de la Niñez Temprana
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