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Opinión Por la Calidad de Vida

La salud como indicador de bienestar

Para nadie resulta ajeno el hecho de que la pobreza está relacionada con la salud. La desigualdad en el acceso a los servicios de salud ha estado presente desde épocas remotas; sin embargo, resulta muy preocupante que no se vean acciones claras para cerrar la brecha existente.

Aun cuando la expectativa de vida ha aumentado vertiginosamente a partir de la segunda década del siglo pasado, no podemos dejar de  reconocer que los últimos años de vida suelen acompañarse de cierta carga de enfermedad que también se acentúa en los sectores más desfavorecidos de la población.

Esto se debe por un lado, al estilo de vida que los expone a dietas menos saludables y a estar en contacto con ciertos contaminantes al cocinar con leña, trabajar con substancias hoy reconocidas como carcinogénicas para el ser humano sin las protecciones adecuadas, tener mayor exposición a la radiación solar, etcétera. Por otro lado, la dificultad para acceder a servicios de salud en tiempo y forma y cuando se logra, finalmente,  las distancias físicas para seguir los tratamientos, la falta de apoyos laborales y sociales, así como los llamados “gastos de bolsillo” los obligan muchas veces a desertar.

Escuchamos  sobre nuevos y mejores tratamientos para ciertos tipos de enfermedades,  pero ¿sabemos que muchos de ellos no están disponibles para todo aquel que los requiere?

Si deseamos vivir en paz tenemos que trabajar en reducir la brecha que hoy existe entre unos y otros y la salud es componente  indispensable para el bienestar y la serenidad de una nación.

México requiere hoy más que nunca de un gobierno que destine los recursos necesarios para garantizar la salud de su población; la educación y prevención en salud es ineludible si en realidad se mira hacia un futuro donde las personas envejezcan con calidad, donde los ciudadanos no mueran tempranamente por no tener la oportunidad de ser diagnosticados y tratados oportunamente.

México también debe apostar por los cuidados paliativos para garantizar  una vida con calidad para  quienes inevitablemente padezcan cualquiera de las enfermedades no trasmisibles (idealmente en forma tardía), sin distingo alguno.

México merece mejor suerte, pero la suerte solo vendrá a nosotros si todos hacemos lo que nos toca como Gobierno, Academia y Sociedad. No más, pero tampoco menos.

Es urgente…vamos tarde.

NOTA: El video es obra del fotógrafo turco Uğur Gallenkuş.

Acerca del autor

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Gina Tarditi

Psicóloga, desarrollista humana y tanatóloga. Cuenta con una maestría en psicología; estudió también la maestría en Desarrollo Humano y diplomados en cuidados paliativos y tanatología y cuenta con la especialidad en manejo de duelos y pérdidas.

Es autora de: 
Las Emociones y el Cáncer. Mitos y Realidades, Editorial Océano. 
El Duelo. Cómo integrar la pérdida en la propia biografía, Editorial Fontamara. 
Coautora con Mariana Navarro de Cuidados paliativos. Medicina que apuesta por la calidad de Vida. Editorial Fontamara

Ha escrito también dos manuales para manejo de duelo, con los nombres de Brújula. Reorientándola y Cartas y Canicas, los cuales no han sido publicados.

Actualmente colabora en el Centro de Apoyo para la Atención Integral, del Instituto Nacional de Cancerología, es miembro del consejo médico de la Asociación Mexicana de Lucha contra el Cáncer, AC y continúa escribiendo sobre cuidados paliativos, duelo y desmitificación del cáncer, temas a los que se ha dedicado por más de 25 años.

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