A propósito del “desabasto” de gasolina- cuatro observaciones desde mi campo de estudios que es la Planeacion Urbana:
- Esta “crisis” echa de ver la gran dependencia a la gasolina que tiene el esquema de vida urbana en México. Nuestras ciudades están muy pobremente equipadas con alternativas de transporte público. Guadalajara, una ciudad de más de 5 millones como Zona Metropolitana tiene solamente dos líneas de tren ligero. Fuera de CDMX, GDL y MTY, ninguna ciudad cuenta con sistema de transporte integrado que cuente con alternativas al auto o al camión. Y aun en estas ciudades las alternativas son muy por debajo de las necesidades.
- El esquema nacional de sostenibilidad alimentaria es poco inteligente y poco eficaz. Dependemos de transportar productos desde regiones lejanas en grandes volúmenes mientras que teníamos un proceso de abastecimiento muy cercano a la mesa al que las transnacionales cadenas de supermercados han dado la espalda para favorecer proveedores de producción en gran escala. Debemos volver al agricultor local y esta “crisis” demuestra bien claro por qué. En la medida de lo posible hay que apoyar lo local.
- Las actitudes de poca solidaridad y comportamiento de pánico demuestran la descomposición de nuestro tejido social. Las ciudades con dependencia del automóvil tienden, como constante en todo el mundo, a generar aislamiento y fragmentación de la ciudad y del ámbito público. Necesitamos mejores ciudades con espacios para la gente primero, y los autos después. Quien quiere caminar donde no hay banquetas seguras, sombra de árboles, cruces seguros? La banqueta, algo tan simple puede construir tejido social.
- Por último, la ciudad Mexicana tradicional compuesta de barrios permitía una vida sin auto. De los años 1980s hacia acá la moda se convirtió en aislarse a través de “cotos” y usos de suelo excluyentes. Hay que preguntarnos de que forma nuestras decisiones de donde vivimos afectan nuestra dependencia a la gasolina y la huella ambiental que eso crea. En muchas partes del mundo la tendencia es volver a los esquemas de barrio. Habrá que preguntarnos en México por qué tanta gente se resiste a ello.
Ojalá que esta crisis nos deje ver que podemos diseñar formas de vivir mucho más sensatas y sostenibles donde a pesar de la falta o no de gasolina nuestra calidad de vida no se vea afectada. Esa es una labor enorme de Planeacion y sería interesante ver una cruzada nacional en esa dirección.
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