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La Voluntad Anticipada y el pensamiento mágico

La Voluntad Anticipada y el pensamiento mágico

Ya estamos iniciando marzo y se anuncia la llegada de la primavera, la estación del año que relacionamos con el renacer y hasta con el amor pero, en la ciudad de México desde hace algunos años también es el mes designado para hablar y concientizar sobre la importancia de contar con el documento llamado Voluntad Anticipada. De hecho, la Secretaría de Salud de la CDMX y el Colegio de Notarios han firmado un convenio para llevar a cabo una campaña de apoyo y orientación para que quien así lo decida, pueda subscribir su voluntad para el final de su vida en dicho documento.

Aquí es donde entra la segunda frase del título de este artículo porque es el pensamiento mágico el que frena a muchos ante la sola idea de firmar el anterior documento. Este tipo de pensamientos ha acompañado al hombre desde el principio de los tiempos y hoy en pleno siglo XXI continúa diciéndonos ¡no lo hagas!, ¡no atraigas la mala fortuna! ¿qué tal si tu mente tiene la fuerza de convertir en realidad lo que estás pensando? Lo cierto es que debiera resultarnos tan natural como adquirir un seguro de automóvil o de gastos médicos; cuentas con ellos no porque pienses utilizarlos sino para estar cubierto y más tranquilo en caso que requirieras de ellos.

La Ley de Voluntad Anticipada se publicó desde enero del 2007 en la Gaceta Oficial del entonces llamado Distrito Federal. Desde entonces otros estados se han promulgado en el mismo sentido (Aguascalientes, Coahuila, Colima, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Nayarit, Estado de México, Oaxaca, San Luis Potosí, Tlaxcala y Yucatán).

Contar con este documento nos brinda la enorme oportunidad de ser protagonistas del capítulo final de nuestra vida, haciéndonos responsables y libres para elegir, aun si no pudiéramos hacerlo de propia voz, aquello que consideramos acorde a una vida digna y rechazar, por el contrario, todo aquello que nos parezca prolongación artificial de la vida o encarnizamiento terapéutico (aplicación de tratamientos o instrumentos médicos cuando no existe la posibilidad racional de curación).

Dejar estas decisiones en manos de otros, en especial de los seres más queridos, es someterlos a una angustia enorme y más todavía, si no conocen los deseos expresos del paciente que estando ya sin posibilidad de decidir por sí mismo, los obliga a enfrentar uno de los más grandes dilemas en los que por lo general las personas se encuentran abatidas y vulnerables. Si la opinión de, por ejemplo, alguno de los hijos no es compartida por el resto, podemos esperar incluso fracturas familiares que traen consigo más sufrimiento.

Los invito a pensarlo. No es necesario estar enfermo o anciano para contar con el documento (nadie sabe cuándo puede entrar en una crisis médica o tener un accidente). También es importante reiterar que la Voluntad Anticipada nada tiene que ver con la eutanasia, son dos conceptos muy diferentes.  La Voluntad Anticipada no considera el llevar a cabo alguna acción para provocar la muerte del enfermo, sino  hacer cuanto sea por aliviar el sufrimiento físico, emocional y espiritual del paciente sin prolongar la vida artificialmente y brinda la posibilidad de rechazar tratamientos que por la misma situación en que se encuentra la persona  ya no ofrecen posibilidades de curación  y que incluso pueden provocar mayor sufrimiento.

Recordemos que así como tenemos una sola vida, también tendremos una sola muerte.

¿Qué está en nuestras manos para procurarnos una muerte digna y proteger a nuestros seres queridos?

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