Poder despedirse del hijo fallecido, de una forma personalizada, depende mucho de la sensibilidad de quien esté a cargo de las unidades de cuidados intensivos en los hospitales, señaló el psicoterapeuta Mario Guerra, en el ciclo de conferencias sobre “Muerte Gestacional y Perinatal” celebradas en el Instituto Nacional de Perinatología, (INPer), y organizadas por la Eca-Red de Apoyo Ante Muertes Gestacionales y de la Niñez Temprana y por Salud Primero.
Aclaró que este proceso de duelo “debería ser parte de un protocolo, y que por elección los padres pudieran ver, tocar, cargar o no querer saber nada, porque este momento debería ser respetado tanto por la sociedad como por las autoridades de salud”.
De los padres con bebés fallecidos en los hospitales, el 88 % quiere despedirse y no puede hacerlo. El 5% solo acaricia y el 6% nada más lo mira, mientras que un 1% no quiere saber nada. A muchos papás ni siquiera se les ocurre hacerlo, sino hasta que ya están en su casa, después del entierro o cremación de su ser querido, se cuestionan el por qué no se despidieron, dijo el especialista.
Cuando los padres se quieren despedir de su hijo y no se les da esta oportunidad, existe un problema. “Les estamos quitando la oportunidad de despedirse de su hijo que además estuvo muy poco tiempo con ellos. Y la única oportunidad para despedirse, es este tiempo”, aclaró el especialista en tanatología.
Para mejorar esta práctica, se debería dar formación a los médicos residentes y de enfermería, porque no existe una capacitación profesional sobre el manejo de la muerte, y más en un hospital, y en la especialidad de obstetricia y cuidados neonatales, es aquí donde debe de haber con mayor razón, una sensibilización para saber qué decir cuando esto pasa, sugirió el terapeuta.
Hay protocolos para salvar la vida pero poco se capacita a los médicos para saber qué hacer cuando llega la muerte, y es cuando los médicos dejan desamparados a los pacientes, porque ya no saben qué hacer, qué decir o envían al médico residente a ser portador de la mala noticia, explicó.
De las pocas instituciones de salud que realizan este proceso de duelo en la “Muerte Gestacional y Perinatal”, se encuentra el Instituto Nacional de Perinatología (INPer), en donde se les permite a los padres estar en contacto con su hijo fallecido y se les brinda orientación, además de un trato con calidez y calidad de atención.
Perinatología, es una de las instituciones que realiza esta práctica de duelo. En la unidad de cuidados intensivos neonatales, se tiene una atención diferenciada frente a otras unidades hospitalarias.
Mario Guerra explicó que alguna de las causas por las que otros hospitales no llevan a cabo esta práctica, se debe a que la mayoría de ellos se encuentran saturados de trabajo o tienden a no hacerlo, así como también aquellos nosocomios que no cuentan con el personal capacitado para facilitar este trance de dolor y despedida del hijo fallecido.
Existen también mitos sobre el daño que pudiera causarle a la madre al entrar en contacto con el cadáver de su hijo, aunque para ella no es un cadáver sino su hijo, prevalece el mito para que no tenga contacto. Y debe haber información que sensibilice sobre este tema, indicó.
Las personas que pasan por este proceso de duelo, se quedan con una sensación de pérdida, de despojo, de injusticia y tristeza.
Comentó que este momento, no es reconocido como una etapa de duelo en las instalaciones hospitalarias ni por la sociedad. No existe tampoco un protocolo al respecto. Y es en esta etapa cuando a los padres se les podría orientar para tener una despedida del hijo fallecido en el proceso de embarazo, parto o después del mismo.
Es necesario que a los padres, ante la pérdida del hijo se les permita acercarse. “La madre quiere, quiso y sigue queriendo al hijo que murió. Cuando sé que tuve al hijo entre mis brazos, sé que mi hijo estuvo ahí, sé que está muerto, se facilita este proceso de duelo” enfatizó.
El experto en el manejo del dolor, aclaró que cuando no se da esta oportunidad de acercarse al hijo fallecido crece la angustia e incertidumbre, “del embarazo se fue a una ventana donde nada más vi. Luego empiezan las dudas, que tal que no era, que tal que no se murió, que tal que me lo quitaron, todo esto se puede evitar si la madre pudiera sentir al hijo fallecido entre sus brazos”.
El ofrecer esta oportunidad, comentó, nueve de cada diez personas, dirá que sí quiere. Ante el fallecimiento del recién nacido, generalmente los médicos tampoco les indican a los padres con qué especialista acudir y cómo tratar el duelo. No se le indica que pueden pedir ayuda con algún especialista en salud mental o un psicoterapeuta con formación en atención del duelo.
Propuso dejar atrás los mitos que existen para que los padres o familiares se despidan de su ser querido, desde que se van deprimir, horrorizar, les va a hacer daño. Al contrario quien quiera despedirse pueda hacerlo. Le beneficiará porque tendrá la oportunidad de cumplir con la primera etapa del duelo que es hacer realidad la pérdida, puntualizó.
Cómo manejar la muerte del hermanito
A los pequeños que se quedan
en casa esperando noticias del “hermanito” pero que ya ha fallecido en el
hospital, se les debe dar la noticia gradualmente, sin mentiras, sugirió el
terapeuta.
Deben ser partícipes también del proceso de duelo para que ellos también se despidan. Tener con los pequeños que están en casa un uso del lenguaje adecuado para ayudarles a la asimilación de la noticia y no generarles ansiedades.
Decir la verdad a los pequeños sobre su “hermanito” les ayudará a entender la dinámica familiar y el adiós al ser querido. No decirles que se encuentra en el hospital y que está ahí porque se puso muy pero muy enfermito.
Aunque si eso es cierto, el adverbio “muy” les indica a los pequeños un grado elevado de lo que está pasando. Lo entienden perfectamente y saben bien de qué se trata. De esta manera a los mismos pequeños no se les generan angustias.
La tanatología
La tanatología, es la disciplina que se encarga de aliviar el dolor ante la muerte y desesperanza en las personas.
En México, la tanatología no está regulada. Cualquier persona puede estudiar la disciplina incluso encontrar curos por internet sin tener las bases de ningún tipo con una duración de seis a ocho meses.
“Nada más se tienen las ganas. Hay personas que sin ninguna preparación previa, estudian tanatalogía y después ponen un consultorio y empiezan a atender personas”, alertó el psicoterapeuta Mario Guerra.
“Más allá de que yo diga que no están capacitadas. Qué pasa con ellos mismos cuando no saben cómo intervenir. Tienen una capacitación básica de seis u ocho meses pero no cuentan con herramientas terapéuticas eficientes del manejo de pérdidas. Son personas que dan terapia y no toman terapia así mismas”, indicó.
Señaló que esto causa mucho daño en las personas, porque aunque tengan muy buenas intenciones, acaban complicando más los procesos.
Aclaró que las profesiones como psicología, medicina, enfermería, trabajo social, se verían muy favorecidas con una en formación adicional en tanatología. Enfatizó que en tanto la tanatología no esté regulada, pues habrá mucha gente que la practique sin ton ni son y cualquiera puede poner un consultorio”.
En el 2007 se dio un primer curso nacional de formación tanatológica, que estuvo auspiciado por la Secretaría de Salud. En ese entonces se brindó capacitación a un grupo reducido de médicos, enfermeras y trabajadores sociales de los principales institutos del Sector Salud para crear módulos de atención en tanatología en los principales hospitales del país.
Foto: Elena Ayala
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