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Se puede superar un duelo sin atarse al sufrimiento

Duelo sin sufrimiento_UNAM
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Escrito por Redacción

Facultad de Psicología de la UNAM

El duelo es un proceso complejo que acompaña a las pérdidas. Ese recorrido es acompañado de sentimientos de pena y congoja, pero a través de éste las personas llegan a “asumir, asimilar, madurar y superar”.

 Las personas que enfrentan pérdidas afectivas atraviesan los duelos y es inevitable experimentar tristeza y estados mecanismos emocionales dolorosos. Sin embargo, como explicó el Maestro en Psicología, Juan Manuel Santiago Maldonado, técnico académico de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es importante aprender a vivir con la pérdida y trabajar para no quedar atrapados en un malestar cada vez más intenso y prolongado, que ya puede ser definido como sufrimiento:

“Cada momento es una oportunidad para retomar el camino; para eso ayuda respirar, escuchar música y reconectar con lo que nos hace felices, llorar, volver a sentir y cuidar de uno mismo”. Al final tendremos aprendizajes, detalló Santiago Maldonado.

Compañero habitual

Aunque no siempre estamos conscientes de este hecho, la realidad es que todo el tiempo afrontamos diferentes tipos de duelo, asociados a pérdidas: por ejemplo la muerte de un ser querido, separación de la pareja o despido del trabajo; unos pueden ser más lastimosos que otros, ello depende del significado que tiene para nosotros la pérdida.

 Otras situaciones que pueden incrementar la aflicción son los duelos acumulados que no han sido superados; o bien, el momento de vida por el cual pasamos: si me siento solo, incapaz o carezco de empleo, también puede marcar una diferencia positiva o negativa para vivir ese procedimiento.

 Creencias como: “si me siento bien estoy traicionando a la persona que falleció” o “nunca volveré a ser feliz”, no ayudan a transitar sanamente esa etapa, alertó Santiago Maldonado, quien impartió la conferencia Duelo sin sufrimiento, vive tu duelo sanamente.

 Además, tampoco es recomendable efectuar comparaciones; aunque puede haber similitudes, la realidad es que es complejo e intervienen diversos factores. Cada uno lo vive diferente, precisó.

En ese proceso no hay un tiempo definido; depende del tamaño de la “herida”, los recursos, el momento y la persona que somos en esos instantes. Una clave para saber que lo estamos encarando sanamente, es que el dolor no tiene la misma intensidad, regresamos poco a poco a nuestra vida.

Escucharnos con atención

 Escuchar a nuestras emociones es vital; hay que usarlas a favor. Cuando nos dejamos sentir miedo, enojo, tristeza, se estabiliza; no desaparece (a veces sí lo hace). Podemos estar tristes, aunque tener una sensación de calma o paz; o enojados, pero conformes.

 No todos los individuos pasan por la totalidad de las etapas del duelo: negación, tristeza, ira, resignación y aceptación. Aquí el apoyo social es fundamental al rodearse de aquellos con quienes se siente paz, protección, comodidad, apoyados genuinamente, con familiares, amigos, compañeros, sugirió Santiago Maldonado.

 Para afrontarlo sanamente es fundamental volver a vivir y amar. Pero hay que tomar el tiempo necesario, sin apresurarse.

Tampoco buscar desesperadamente una cura; hay que dejar que la situación fluya y se acomode. Habrá días en que se sentirá menos intenso, otros donde no se note y unos más en los que se intensificará, señal de que va sanando.

Se requiere una reincorporación a la vida y a la funcionalidad. Hay que pensar cómo ayudamos a los demás para aplicarlo a uno mismo. Necesitamos seguir existiendo. Si no aprendemos a vivir sin lo que perdimos, el sentimiento de pena no se supera y “viviremos con un dolor crónico, y esa no es la idea”.

Y si lo anterior es insuficiente, advirtió, hay que buscar apoyo profesional. “Si han pasado más de seis meses puede ser un buen momento para hacerlo”. A decir del especialista, evitarlo no lo reduce, solo lo “anestesia” y algunas veces lo aumenta. El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional; es decir, podemos emprender acciones para eliminar el añadido o innecesario.

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