El Diario de "M"

La sangre como respuesta y esperanza

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Escrito por Karla Guajardo

Los últimos dos días antes de hacer la prueba de embarazo, fueron iguales, pequeños dolores y nada de sangrado. Una parte de mí estaba convencida que una vez más iba a ser negativo, pero mi otra parte decía que no todas la mujeres éramos iguales y seguramente no todas tienen sangrado de implantación. Así que me metí a buscar en internet qué era lo normal y ahí encontré que solo el 20% tienen el sangrado. Al terminar de leer el texto, automáticamente subieron mis esperanzas de un resultado positivo.

Lunes, día de la prueba. Madrugo para llegar al laboratorio temprano y espero resultados después de las 14:00. Resultados que no son visibles en el celular, solo en la computadora. Después de un día muy agitado de trabajo, llego a mi casa y lo primero que hago es leer los resultados. Ahí estaba frente a la computadora y antes de leerlos me preparé para enfrentar el resultado negativo (otra vez) y decidir que quiero seguir en esta búsqueda. De pronto leo Beta HCG 164, lo que quiere decir, un resultado positivo de dos semanas, de acuerdo a los parámetros del mismo laboratorio. No podía creerlo. Inmediatamente le escribí a mi doctor en España, con la frase “sé que debo repetir análisis en dos días, pero me puedo emocionar?”. A lo que él respondío: “estupendo, sigue terapia y repite análisis”.

Yo estaba feliz de la vida con mi resultado sin creer al 100 por ciento que de verdad era positivo. Todo había sucedido tan rápido, que inmediatamente pensé en lo desvelada que estaba el día del transfer, el viaje tan agitado que tuve que hacer a España de un día y medio, en mi ritmo de vida normal y algo agitado, todas las desveladas, algunas cervecitas y hasta algunas pachangas que tuve previo el Día D. Lo mejor de todo es que en esta ocasión el positivo sí estaba dentro de los parámetros normales.

También le hablé a una amiga que ha estado al pendiente de todo el proceso y todavía recuerdo sus palabras: “Ahora te toca cuidarte” a lo que yo le respondí, “pero qué cosa es cuidarme, porque de cuidarme lo hago todos los días…”. “Ya te lo dirá el médico”, respondió mi amiga.

Al día siguiente hice cita con una ginecóloga recomendada, necesitaba orientación y sobretodo que me dijeran todo lo que tengo y no tengo que hacer. Llegó el día de repetir el examen. Nuevamente no pude visualizar los resultados por el celular, pero al mandármelos por e-mail, salté de gusto porque los parámetros eran correctos. Mi doctor en España, me confirmó ya claro que podía celebrar que estaba embarazada.

LA REACCIÓN DE MIS PADRES

Recuerdo que en mi mente pasó la idea de logro, pero al mismo tiempo me dije “¿y ahora qué sigue?”. Mi mayor preocupación en ese momento era mi alimentación, porque aunque había tratado de mejorarla, se que me faltaba aún mucho para tener una verdadera dieta balanceada.

Como lo conté en el post anterior, mis padres andaban de vacaciones en Roma pero habían decidido hacer otro viaje. En esos días regresaban, así que, de nuevo me enfrentaba al dilema de cómo darles la noticia. Ya fue extraño no poderles ayudar con sus maletas, pero el dolor de espalda fue mi alcahuete. Por seguridad la ginecóloga me había pedido repetir el examen de sangre una vez más al lunes siguiente, sólo para estar segura del crecimiento correcto. Todo salió bien. Pasaban los días y no sabía como decirles, de lo que sí estaba segura es que quería que me acompañaran al primer ultrasonido.

Así que un día que regresé del trabajo y los vi reposando con sus teléfonos en mano, fue cuando decidí decírselos sin más preámbulos: “Tengo algo que decirles: estoy embarazada”. La verdad es que los primeros segundos no hicieron caso, pero después tuve que repetir para que confirmaran que era correcto lo que habían escuchado y también les dije que estaba sola en esto. Papá preguntó cauteloso que habría alguien y fue ahí que dije, de una vez, que me había hecho una inseminación. Acto seguido, me felicitaron y me abrazaron.

No pude contener las lágrimas, por una parte de alegría de ver su apoyo, por otra parte de descanso de haberlo dicho. Me empezaron a hacer algunas preguntas y me di cuenta que estaban muy contentos de mi decisión, que gracias a la tecnología y a la ciencia era posible. Incluso llegaron a decir que era la mejor decisión que había tomado en toda mi vida.

Algunas preguntas para las que no tenía respuesta aún era donde quería que naciera. Ni yo lo sabía y sigo sin saberlo. Para mi, la próxima meta era llegar a las 12 semanas sin complicaciones. Prefiero ir caminando un paso a la vez.

Los siguientes días fueron normales pero me cuidaron mucho en mi alimentación. A la semana siguiente me acompañaron al ultrasonido, que siendo vaginal (en Italia no se usan las batas ni sábanas) no podían entrar conmigo a la consulta. Pero ahí vi en el monitor esa pequeña burbujita que sería la futura placenta y un grillito atrás que sería el bebé, con dificultad, pero se alcanzó a escuchar los latidos de su corazoncito. Fue muy bonito. Salí con la foto en la mano.

Las primeras 4 o 5 semanas sentí muchos dolores, después, la calma. De los primeros cambios que han pasado ha sido organizarme para las compras del supermercado sin ayuda de cargar. Estaba consiente que el verano estaba por llegar y que tal vez sería complicado trabajar con tanto calor, así que comencé a hacerme la idea de que tendría que bajar el número de horas del trabajo y en eso estoy.

El apetito me ha cambiado y me estoy volviendo una comelona, no me siento normal que cada 3 horas tenga hambre, pero ya se sabe que así es esto del embarazo. Creo que esta es la parte más difícil para mi. Trabajar al aire libre a temperaturas de 30-36º y llegar a casa a cocinar, comienzo a hacer mega esfuerzos, pero se que llegará el momento en que lograré estar bien organizada.

No puedo evitar casi diariamente leer del crecimiento del bebé y de muchas cosas que tengo que estar atenta durante el embarazo. Es decir, todo. Empieza un nuevo mundo para mí. Hasta ahora es no he querido compartirlo con casi nadie por los miedos de las primeras 12 semanas, pero por otra parte, me siento tan traquila de poder compartirlo con mi madre.

Ahora llevo ya 10 semanas y la ropa me empieza a quedar demasiado justa, tanto que el próximo mes, seguro que no entraré en la mayor parte de mis faldas y shorts. Desde la quinta o sexta semana empecé a ver los primeros cambios en mi cuerpo: los senos han empezado a crecer y se me empieza a dificultar dormir boca abajo. No puedo dejar de abrazar mi almohada durante toda la noche y creo que así será de ahora en adelante. Por otra parte, como madre soltera que seré, debo sentirme agradecida de la madre naturaleza y del ser divino allá arriba porque no he tenido nauseas ni vómito, porque en mi trabajo sería imposible encontrar un baño en el momento justo, todo se reduce a momentos de ascos que desaparecen después de unos minutos.

La siguiente meta personal, será vencer el miedo a algunas enfermedades. Mientras, mi doctor de España, se ha despedido y solo pide algunas información sobre el embarazo de vez en cuando.

Acerca del autor

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Karla Guajardo

Karla Guajardo Ro es una fotógrafa mexicana que trabaja como free lance para México e Italia. Su interés por la fotografía, comenzó  en 2003 realizando un laboratorio en una comunidad indígena de México. Actualmente vive y trabaja en Italia. Es corresponsal de La Unión de Morelos y colabora con medios mexicanos. En sus proyectos personales se concentra en los problemas de los diferentes grupos de inmigrantes en Italia. 

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