La muerte de un hijo o hija en etapa de gestación, en el parto o después de nacer es un tema del que poco se habla, a pesar de que millones de mujeres en el mundo atraviesan por este suceso, considerado tabú.
A partir de una experiencia personal, la guionista y dramaturga Kata Wéber escribió Pieces of a Woman (Fragmentos de Mujer), primero como una obra de teatro antes de adaptarla a la pantalla junto con su pareja, el director Kornél Mundruczó.
En una entrevista para Motion Pictures, Wéber abrió su corazón para señalar que a través de esta historia quiso exponer toda la realidad emocional de alguien que pasa por la muerte perinatal y resaltar el aislamiento que crea este tipo de experiencias en torno a las mujeres.
La guionista destacó que al escribir esta trama sentía que de alguna manera estaba rompiendo el silencio: “mi hijo murió durante el embarazo. No pude lidiar con la pérdida y tenía muchos sentimientos. Me sentí muy aislada. Como pareja nunca hablamos de eso. Creo que mientras lo escribía y exploraba las escenas y el arco de la historia, sentí que era una especie de terapia”.
Habrá muchas opiniones respecto de esta película que se exhibe a través de Netflix, pero lo trascendental es que, como pocas veces, coloca al duelo y la muerte perinatal en la órbita pública, un tema por demás invisibilizado y poco reconocido.
La cinta inicia con una escena fuerte y larga del proceso de parto de Martha en su casa, quien es atendida por una partera. Como sucede en muchos casos, la vida da un vuelco, y lo que se esperaba como un proceso normal, un momento lleno de alegría y de amor, se convierte en una pesadilla: el bebé fallece.
Ahí se plantea este nuevo comienzo para Martha y su esposo Sean, cómo lidiar con el dolor de la muerte de Ivett, su hija, cómo seguir la vida después de que se destruyeron los sueños, las ilusiones y los proyectos de vida con este nuevo ser.
Una amiga de la madre de Martha intenta dar consuelo a una mujer devastada, afligida por el dolor pero que muestra una cara áspera, un intento por evadir la conmiseración social, y con un dejo de enojo ante los designios que la vida le ha puesto, sentimientos notables del proceso de duelo.
Lo más rescatable de esta cinta es que expone diversas situaciones por las que atraviesan las mujeres y los hombres después de una muerte de este tipo.
En el caso de Martha, por ejemplo, se aprecia la forma en la que vive su lactancia. Como muchas mujeres, se enfrenta a la carencia de información y de un buen abordaje; es evidente que no tuvo alguna guía para el manejo de la lactancia en duelo.
El regreso al trabajo y las implicaciones sociales, cuando Martha es presa de las miradas de sus compañeras y compañeros de trabajo que no saben cómo manejar la situación, es decir, casi nadie sabe cómo abordar a una persona en duelo ni qué decir.
La falta de acompañamiento emocional por parte de un profesional de la salud mental es algo notorio en la historia, un complemento ideal en la elaboración del duelo que tendrían que tener mujeres, hombres y familias que atraviesan por estos casos.
La situación de la partera nos describe la vulnerabilidad a la que se enfrentan estas mujeres dedicadas a brindar atención en el proceso de embarazo y parto, y cómo su labor puede ser estigmatizada. La muerte de un bebé se puede presentar en cualquier lugar, en hospitales públicos y privados, y también en manos de médicas y médicos.
La relación de pareja también se ve afectada. El caso de Sean nos describe claramente cómo puede vivir un papá su duelo, el intento por sostener a Martha cuando él no puede sortear el dolor. El distanciamiento se hace presente, los fantasmas de las adicciones lo acorralan como una forma de escape y el tema de la sexualidad es otro punto de quiebre en la pareja.
La familia y el entorno social se convierten en otro peso más para Martha y su esposo; ella, presionada por su madre a seguir un proceso legal en contra de la partera donde finalmente una madre en supuesta pasividad se niega a levantar una acusación por homicidio, porque “¿acaso esto hará que regrese mi hija?”. El perdón es inminente, no solo hacia la partera sino a todo su círculo.
El manejo del cuerpo del bebé es otro aspecto a resaltar, Martha decide donarlo a una Universidad para investigaciones pero siente el recelo de la familia por su decisión. Este es otro aspecto que viven muchas familias, las decisiones en los momentos de shock, de dolor, donde la mayoría no tiene opciones, o no se respetan sus decisiones; o cuando a las mujeres no se les permite estar en los servicios funerarios porque continúan hospitalizadas, sin la oportunidad de dar una despedida digna a su bebé.
Una escena emotiva que nos plantea el despertar de las emociones, es cuando Martha revela las fotos de su hija, un momento de reencuentro con su memoria. Los recuerdos son vitales en los casos de la muerte perinatal para reafirmar la existencia de esos bebés, para tocar por momentos su esencia y el amor que dejan a su paso, aunque éste sea corto.
Hay otros puntos a analizar en “Fragmentos de mujer”, podríamos darle incluso diferentes interpretaciones, lo vital es que evidencia las situaciones a las que se enfrentan millones de personas, muchas de ellas en silencio.
La materia central es también el camino del duelo y la aceptación, con imágenes y frases llenas de simbolismo que la directora quiso capturar y reflejar.
En su narrativa, las manzanas son una metáfora, el olor y la relación con su bebé, las semillas como esperanza de vida. El árbol, reflejo de aquellas semillas apenas refrigeradas en algodones se convierte en un símbolo de majestuosidad, del renacer y de la resiliencia.
Habrá otros puntos de vista y otras reflexiones, pero “Fragmentos de Mujer” sin duda es una aportación muy trascendental para abrir el tema del duelo y muerte perinatal, visibilizarlo y centrar la atención en las necesidades y requerimientos de quienes desafortunadamente atraviesan por esta experiencia.
*Co coordinadora de Miss Eca-Red de Apoyo ante la Muerte Gestacional y de la Niñez Temprana, acompañante de mujeres en duelo perinatal
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