Imagen sección Especial

Especial

Especial

El corazón incompleto de Raquel, un camino largo…

mm
Escrito por Redacción

En tres años, no ha podido despedir a su hijo

Por MISS Eca (*)

Septiembre de 2016. Raquel esperaba a su primer hijo con gran anhelo.
Había ilusiones y un plan de vida para aquel bebé que ya la acompañaba
en su vientre.

Llegó al Hospital de Iztapalapa, donde fue rechazada. Ingresó al Hospital
Materno Infantil de Inguarán donde no tuvo un buen trato y vivió una de
las experiencias más desgarradoras de su vida: ahí murió su hijo.
Por este caso, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México
(CDHCM) emitió la Recomendación 5/2019 la cual reconoce por primera
vez la violencia obstétrica como violencia institucional contra la mujer.

En esa Recomendación se acreditó el trato inhumano “derivado de las
acciones y omisiones de las autoridades, así como de las afectaciones
psicoemocionales consecuentes derivados de por lo menos 13 actos
constitutivos de violencia obstétrica en contra de la víctima, dentro de los
que se incluye un acto de violencia sexual por parte de un médico
encargado de velar por su salud”.

Así es la historia de Raquel Taboada Arreola quien después de tres años no
ha logrado despedir dignamente a su hijo cuyo cuerpecito se encuentra en
el Instituto de Ciencias Forenses de la Ciudad de México (INCIFO), lugar
donde está una parte de su corazón.

Un viacrucis
El camino de Raquel fue largo y tortuoso. Después de que se le practicó
una cesárea de emergencia, de estar nueve horas en tococirugía y una
deficiente atención, llegó a un estado médico complicado. Permaneció en
terapia intensiva y posteriormente fue trasladada al Hospital General de
Balbuena donde la intervinieron quirúrgicamente, sin su consentimiento.

Esta experiencia ha dejado sin fuerzas a Raquel. Su familia se ha
encargado de realizar los trámites y de interponer las denuncias
correspondientes a diversas instancias, quienes han retrasado y
obstaculizado el proceso.

Entre los puntos recomendatorios emitidos por la CDHCM se solicita a la
Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México coordinarse con
la Secretaría de Salud y el Tribunal de Justicia la entrega a la víctima
indirecta de la documentación que genere certeza jurídica y le permita
disponer del cuerpo de su hijo en condiciones dignas y no revictimizantes,
a fin de que se pueda llevar a cabo la inhumación.
Disposición de cuerpos

En México, vemos como un problema la falta de protocolos para los casos
de muertes gestacionales y perinatales. Las mujeres y sus parejas en
muchos casos no tienen la opción de decidir sobre el destino final del
cuerpo de sus hijos/as, independientemente de la edad gestacional.

Testimonios recogidos por MISS Eca-Red de Apoyo ante la Muerte
Gestacional y de la Niñez Temprana señalan que los cuerpos de los bebés
fallecidos en algunas ocasiones no son entregados. En algunos casos son
tratados sin ningún respeto; entregados en condiciones inhumanas, como
lo es en bolsas, en telas quirúrgicas o situados en lugares indignos para las
madres y padres.

En el caso de Raquel, se ve impedida de disponer del cuerpo de su hijo por
el proceso judicial que se lleva a cabo. Sin embargo, consideramos
necesaria una regulación al respecto. Ignorar dónde y cómo ha sido la
disposición del cuerpo de un hijo/a puede generar ansiedad y tener un
impacto negativo a nivel psicoemocional.

De acuerdo con un estudio de la organización española Umamanita, la
provisión de información y el proceso de la toma de decisiones respecto
de la disposición del cuerpo es fundamental para el inicio de un duelo
sano. Es importante que sean los padres quienes decidan la forma de la
disposición, porque la falta de autonomía puede desembocar en
remordimientos y provocar un mal inicio de duelo.

Cuando madres y padres no pueden realizar la disposición que les gustaría
para su hijo/a debido a un protocolo que no contempla sus sentimientos,
la falta de información, una comunicación pobre o a una atención
paternalista, se desencadenan una serie de efectos perjudiciales.

Desde la perspectiva social, se construye la muerte como insignificante, el
cuerpo es poco más que unos “restos procedentes de un aborto” no
merecedores de un trato acorde con una persona. Todo esto desautoriza
la identidad de la madre o el padre y de su hija o hijo fallecido, además de
fomentar el estigma en el entorno social.
Una atención que no apoya la autonomía de la paciente desmorona los
últimos rastros de control justo cuando los dolientes están más
vulnerables e inseguros.

Después de la muerte de un bebé en vez de atenuar una experiencia
traumática y devastadora, la atención en el hospital puede propagar el
sufrimiento al añadir elementos tóxicos, tales como los sentimientos de
haber abandonado al hijo.

Es por ello que es necesario que todos los hospitales respondan
desarrollando protocolos que atiendan la necesidad de ofrecer a todos los
casos la posibilidad de una disposición privada y digna, y que el trato del
cuerpo o de los restos humanos sea sensible y respetuoso,
independientemente de la edad gestacional.

Cuando la muerte gestacional se presenta a los pocos meses de embarazo,
se tendría que dar a los padres la posibilidad de disponer de los restos. El
hecho de saber que éstos fueron incinerados junto con otros residuos
biológicos suele impactar de manera negativa.

En el caso de Raquel Taboada es indispensable que se agilice la entrega
del cuerpo de su hijo, una situación que seguramente ha impedido seguir
su duelo de manera positiva y sana. Una parte de su corazón está en otro
lado y hay que empezar a reconstruir la vida de una mujer por demás
violentada.

*MISS Eca es un Colectivo que brinda apoyo y acompañamiento a madres, padres y familias que han atravesado por la experiencia de una muerte gestacional, perinatal y de la infancia temprana.

Acerca del autor

mm

Redacción

Dejar un comentario