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¿Cómo ayudar a quien ha vivido, muerte de un bebé?

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Escrito por Mónica Díaz A.

¿Cómo acompañar a una familia en duelo?

La muerte de un hijo o hija en etapa de gestación, en el parto o después
de que nació es una experiencia muy compleja para quienes lo viven,
tanto para la madre como para el padre. Pero también para el círculo
familiar y social.

Y decimos esto porque la mayoría no sabe cómo acompañar a una familia
en duelo. Mucho menos cuando se trata de un duelo que es poco
visibilizado y, además, muy incomprendido, como lo es el duelo perinatal.

En general, se tiene la creencia de que los padres se repondrán pronto
pues el hijo o hija que esperaban no nació vivo o nació y murió, y se cree
que no se formó un vínculo suficiente que haya alimentado el amor y la
convivencia, como en otros casos cuando los hijos son de mayor edad.
Sin embargo, está demostrado que cuando se trata de un embarazo
deseado, el vínculo se forma, incluso, desde que se planea. Cuando está ya
en el vientre materno; cuando hay planes y expectativas de vida con ese
nuevo ser.

Entendido esto podemos dar la atención y el acompañamiento para
quienes atraviesan por una experiencia de este tipo. Normalmente no contamos con las suficientes herramientas para abordar
la muerte, mucho menos para acompañar y saber qué decir. Es por ello
que es importante tomar en cuenta lo siguiente:
Podemos acercarnos a los padres en duelo con un simple abrazo. Si no
sabemos qué decir, estrecharnos en un profundo abrazo, esto dará un
gran confort más que las palabras. Antes, preguntar si podemos hacerlo,
ya que hay personas que rechazan el contacto físico.

Un “estoy contigo” podría darles ese cobijo que necesitan y, sobre todo,
dejarlos llorar, nunca decirles “ya no llores”, es lo menos que quieren
escuchar. Las lágrimas curan el alma y son indispensables para sanar.

Informa a las personas cercanas que sabían del embarazo sobre lo
sucedido para evitar conversaciones o preguntas incómodas.
Hay que ofrecerles ayuda práctica en la medida de nuestras posibilidades,
con trámites, ir al super, tal vez limpiar la casa o cuidar a los otros hijos. En
tiempos de duelo el cuerpo desfallece y es muy complicado retomar la
vida rutinaria.

Podemos estar con ellos cuando lo requieran, pero también tomar
distancia cuando necesiten su espacio. Cuando está muy reciente la muerte de un bebé, es importante compartir con sus familiares más cercanos que la madre y el padre deben decidir qué hacer con las cosas que ya se tenían preparadas en casa (la cuna, la ropita, el cuarto, etc.). Y, si deseamos, ofrecernos a guardar las cosas hasta que ellos estén preparados para tenerlas, si es que así lo desean.

Es importante tomar en cuenta que en muchos casos estas madres no
pueden estar cerca de mujeres embarazadas o con bebés pequeños pues
les resulta difícil, ya que es un recordatorio muy doloroso. Ten paciencia.

Hay que tener presente el aniversario de la fecha en que debía nacer el
bebé, la fecha de su nacimiento o de su muerte, o durante días festivos
como el Día de la Madre, del Padre, Navidad, Año Nuevo, Día del Niño, Día
de Reyes, Día de Muertos. En estos casos quizá necesiten espacio o apoyo.
Si te mencionan la fecha escucha con atención y empatía. En este punto es
fundamental mencionar el nombre de su hijo o hija muerta.

Podemos brindarles información sobre fuentes de ayuda, como grupos de
ayuda mutua, asociaciones, tanatólogos, terapeutas, conferencias sobre
temas de duelo. Ofrécete para hacer la cita o acompañarles, siempre y
cuando ellos estén dispuestos a tener este tipo de apoyo, sin presionarlos.
Una llamada frecuente al principio y después de manera regular puede
hacerlos sentir acompañados. Preguntarles ¿cómo van?, o ¿necesitan
algo?, sería lo más ideal más que preguntar ¿cómo están?

Es primordial que la familia en duelo no transite por este proceso en
soledad y que sepa que puede contar con nuestra compañía. Siempre

escucharlos (sin emitir opinión) y ofrecerles todo el apoyo que puedas
brindarles.
Principalmente, hay que mostrarnos con mucha empatía, ser compasivos
y entender que están atravesando por un proceso muy doloroso del cual
van a salir poco a poco. Llegará el momento en que tu familiar, amiga o
amigo, levanten la cabeza para ver de nuevo la luz del sol.
APUNTE
La compasión proviene del latín cumpassio que significa “sufrir juntos”.
Básicamente es un valor del ser humano que es capaz de comprender la
situación del otro conectándose desde el corazón en un sentimiento de
solidaridad para responder a sus necesidades.

  • Acompañante y facilitadora en MISS-Eca Red de Apoyo ante la Muerte
    Gestacional y de la Niñez Temprana

Acerca del autor

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Mónica Díaz A.

Tanatóloga, acompañante de mujeres y familias en duelo perinatal. Cocreadora de MISS Eca.

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