“Maternar a un bebé prematuro requiere de gran fortaleza, sacar valor de no sé dónde. Vivir con miedo, angustia… duele el alma. Significa creer que los milagros existen… después de perder a mi hijo, tuve a una niña también prematura y es, por mucho, lo más angustiante que me ha tocado vivir…”.
Son miles las historias como la de Jenny Vela Lavalle, quien nos comparte cuáles fueron sus sentimientos cuando vivió la experiencia de recibir a un bebé antes de tiempo, una lucha cada segundo, minuto, hora, día por la sobrevivencia de un bebé con un cuerpecito pequeño pero con un corazón enorme y combativo.
Se considera prematuro a un bebé nacido vivo antes de que se hayan cumplido 37 semanas de gestación. De acuerdo con la OMS, cada año nacen a nivel mundial cerca de 15 millones de bebés antes de llegar a término, es decir, más de uno en 10 nacimientos.
Un dato poco alentador de estas cifras es que aproximadamente un millón de niñas y niños prematuros mueren cada año debido a complicaciones en el parto.
De acuerdo con la Secretaría de Salud federal, aunque no se conocen las causas exactas de los partos prematuros, y no hay ninguna prueba que permita predecirlos con exactitud, hay algunos factores de riesgo que aumentan la posibilidad de un nacimiento pretérmino.
Entre ellos, antecedentes de partos prematuros, hipertensión, diabetes gestacional, embarazo en la adolescencia, fumar, beber alcohol, consumir drogas, estrés.
En 2019, el IMSS reportó que el porcentaje de prematurez se había incrementado ubicándose en 9.75 por ciento, lo que representa 40,411 nacimientos prematuros cada año.
En tanto, la OMS publicó una serie de nuevas directrices con recomendaciones para mejorar los resultados obstétricos en casos de prematuridad, con intervenciones clave que pueden mejorar las posibilidades de supervivencia y los resultados sanitarios en los neonatos prematuros.
Miles de historias de madres y padres hablan de su lucha en contra de las probabilidades, siendo una etapa muy complicada y estresante donde la esperanza y el amor sobrepasan todos los límites para ellas y ellos.
Como lo cuenta Elizabeth Mora: “Mi Maryam era una bebé muy esperada. Después de una búsqueda por más de cinco años hicimos fecundación in vitro y a la primera fue positivo. Llegó mi niña, tuve un embarazo muy bonito y tranquilo, sin náuseas, mareos ni achaques todo iba bien…
“Sin embargo, después sufrí de hipertensión, la mantenía controlada hasta que en la semana 29 a mi niña le diagnosticaron una alteración en la arteria cerebral media que le iba a restringir el crecimiento, yo me asusté y mi presión elevó, me diagnosticaron preeclampsia severa.
“Mi hija nació en la semana 29 un 6 de junio, me la dieron para darle un beso y se la llevaron a UCIN (Unidad de Cuidados Intensivos). Tuve la oportunidad de verla en incubadora, pero ya no pude tocarla ni cargarla, el mismo día que me dieron de alta, mis fuerzas fueron para estar con ella.
“UCIN era un mundo de emociones, tenía que ser fuerte para darle lo mejor de mí a mi bebé y me percibiera lo más feliz posible. Aquí no se nos permitía llorar delante de ellos pero cuando salía me derrumbaba… traté de aprender todo lo que me decían los doctores, aprendí de la amistad con más mamás o papás y te alegras o duele lo que pase con sus bebés.
“Se forman lazos porque todos queremos salir con nuestros bebés triunfantes, aunque no siempre sea así, como fue mi caso. Mi bebé sólo sobrevivió 11 días… Quería estar todo el tiempo ahí, y cuando tenía que ir a casa vivía al pendiente del celular, es pesado psicológicamente y económicamente pero nada importa más que tu bebé vaya a casa”.
El relato de Elizabeth Mora es un espejo de miles de mujeres que viven con la ilusión de ver a sus bebés salir del hospital ya recuperados, sin embargo, desafortunadamente algunas historias no tienen un final feliz.
A pesar de ello, infinidad de estas maternidades tienen un desenlace inesperado, cuando toman un matiz de aliento. Hay bebés prematuros que salen avante ante las adversidades y se convierten en verdaderos héroes quienes llegan a casa para devolver la luz y la ilusión a sus familias.
Este Día Mundial del Bebé Prematuro abrazo fraternalmente a aquellas madres y padres que sostuvieron a esos pequeños y, a su vez, les dijeron adiós.
(*) Mónica Díaz es acompañante de mujeres en duelo perinatal, co creadora de MISS Eca-Red de Apoyo ante la Muerte Gestacional y de la Niñez Temprana
Dejar un comentario