La pandemia por COVID-19 nos ha llegado. El duelo en tiempos de coronavirus se ha presentado de manera inesperada con una dimensión nunca antes vista. Su impacto ha mermado la vida de muchas personas en todos los sentidos. En lo personal, laboral, económico, pero también en el aspecto emocional.
La zozobra, la incertidumbre, el miedo por contraer este virus nos ha afectado a todas y todos de alguna manera. Las imágenes tan críticas en países de primer mundo han causado un gran impacto entre la población.
Para las personas que están atravesando por un duelo este impacto podría ser mayor.
El reconocido psiquiatra George L. Engel entendía el duelo como una situación de máximo estrés biológico. El duelo, sobre todo cuando se presenta por la muerte de un ser querido, es una verdadera crisis existencial, donde nos enfrentamos al caos y con aspectos que no podemos controlar.
De acuerdo con el especialista en duelo William Worden, algunas de las manifestaciones normales del duelo en personas adultas son: vacío en el estómago, opresión en el pecho y garganta, falta de aire, palpitaciones, debilidad muscular, falta de energía. En cuanto a las conductuales: trastornos del sueño y alimentarios, conducta distraída, hiper-hipo actividad, entre otras.
En este contexto, pensemos que estas manifestaciones se presentan en muchas personas, preocupadas por la situación que estamos viviendo con esta pandemia. Ahora, imaginemos lo que están afrontando las personas que están atravesando por un duelo.
Aunque no han sido muchas las víctimas por este virus en México (a comparación de otros países), infinidad de personas están enfrentando la dura batalla al ser portadoras o porque tienen a algún familiar enfermo o, bien, en el escenario más duro, han perdido a un ser querido por coronavirus.
Las personas que viven un duelo antes de la pandemia han visto trastocada su rutina. Tal vez el trabajo u otras actividades fuera de casa los mantenían distraídos por un tiempo. Con los llamados a confinarse en casa, algunas personas ya no podrán acudir a sus terapias o grupos de apoyo, y esto podría afectar de alguna manera en su proceso de duelo.
Por lo anterior, lo recomendable es realizar cosas en el hogar que nos den paz. Un poco de ejercicio, evitar información negativa o falsa de los medios de comunicación y redes sociales, practicar yoga en línea, meditar, leer libros que ayuden a entender el duelo, tomar baños de sol en los espacios abiertos de nuestro hogar, escuchar la música que te agrada o realizar manualidades. En resumen, haz lo que más te gusta en la comodidad de tu hogar.
Un punto a destacar es que evites sentirte aislada o aislado totalmente. Si necesitas hablar de tus sentimientos, busca a personas empáticas con las que puedas desahogarte, ya sea las que están en casa o bien, vía telefónica. Si consideras necesario, busca acompañamiento virtual con tu terapeuta o tanatólogo/a.
Aprovecha este tiempo para consultar material que te ayude en tu proceso de duelo, ya sea libros en línea, videos o películas.
Piensa en que esto también pasará. El mejor aliado para evitar el COVID-19 es el resguardo en casa, el constante lavado de manos, entre otras recomendaciones de las personas autorizadas en brindar esta información.
Principalmente, haz lo que te haga sentir segura o seguro. Lo primordial es tu bienestar.
Ten en cuenta que esta crisis es una más como otras que hemos enfrentado y de las cuales fuimos capaces de salir adelante. Rescata lo positivo de las adversidades, por más duras que sean; en el tema que nos compete, date cuenta de que como ciudadanas y ciudadanos salimos avante gracias a la solidaridad, a la hermandad y la empatía.
Recuerda que los golpes más fuertes que nos ha dado la vida pueden servirnos para evolucionar y convertirnos en mejores personas.
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