Paulina Magaña Carbajal, investigadora en Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor, dijo a Salud Primero que aunque el dictamen sobre el etiquetado de advertencia frontal, fue aprobado en la Cámara de Diputados, se pasará al Senado de la República para su aprobación, y señaló que durante este proceso de revisión, se espera un fuerte cabildeo por parte de la industria hacia los senadores para que se modifique o retrase dicha aprobación.
Esta semana Salud Primero informó del reconocimiento que las organizaciones de la Alianza por la Salud Alimentaria (ASA) hicieran al trabajo realizado en la Cámara de Diputados en favor de la salud de los mexicanos, en una votación considerada histórica con 458 votos a favor y 2 abstenciones, para la aprobación del dictamen que reforma y adiciona varios artículos de la Ley General de Salud para un etiquetado frontal de advertencia que sea fácil de entender por los consumidores.
Bajo este contexto, la investigadora en Salud Alimentaria, recalcó que el cabildeo en el Senado será muy fuerte para evitar la aprobación del nuevo etiquetado en alimentos procesados, señaló segura, dada la larga historia de lucha que las organizaciones civiles han presentado en estos 12 años contra la industria alimentaria.
Magaña Carbajal, explicó a Salud Primero, que se están viendo afectados los intereses de la industria pues se ha observado un fuerte cabildeo que se inició en la Cámara de Diputados y que continuará ahora en el Senado. Se buscará retrasar la aprobación con modificaciones o cambios en la propuesta inicial para retrasar o alargar la ratificación, argumentó.
En tanto se festejaba esta histórica aprobación de la reforma al dictamen de la Ley General de Salud para un nuevo etiquetado de advertencia en alimentos procesados y bebidas azucaradas, la organización Fundar difundió una lista con los nombres de empresas que fueron favorecidas por el Servicio de Administración Tributaria (SAT) en los años comprendidos entre 2007 a 2015. Periodo que comprende dos administraciones presidenciales; de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
En una investigación realizada por la periodista Linaloe R. Flores en SinEmbargo, se dio a conocer que varias de las empresas que forman parte de ConMéxico no solo se vieron favorecidas en la condonación de impuestos, sino que además de tener un etiquetado “a modo” contribuyeron a generar una epidemia de obesidad en nuestro país.
Las compañías que aparecen en el listado se dedicaron a realizar cabildeo durante 12 años para tener un etiquetado “a modo” mientras el país e sumía en la obesidad.
Las empresas Grupo Lala, Conservas la Costeña, Peñafiel, Grupo Herdez, Ferrero, Nestlé y Grupo Bimbo, Bacardí y Compañía y Colgate-Palmolive además de haber estado favorecidas por el Sistema de Administración Tributario para la condonación de impuestos, tuvieron un etiquetado “a modo” con Guías Diarias de Alimentación (GDA) que indica solo los porcentajes totales de azúcar, grasa saturada, sodio y calorías de la porción del producto en referencia a las recomendaciones de una dieta de 2 mil kilocalorías.
Paulina Magaña, señaló que no hay un tiempo preciso para que se ratifique este nuevo etiquetado en el Senado, “pero esperemos que sea lo más pronto posible. Desde la sociedad civil trabajaremos para que esta iniciativa se logre” indicó.
¿Cómo se observaría este etiquetado?
-Se vería como el etiquetado chileno con figuras octogonales en color negro para resaltar las cantidades que rebasen los límites de las cantidades con los sellos de “alto en azúcares, alto en grasas saturadas o alto en calorías, que son los nutrimentos críticos para desarrollar sobre peso, obesidad, diabetes y otras enfermedades. Y estaría al frente del empaquetado y de fácil comprensión para los niños.
¿Sería para todos los productos?
-Será aplicado para los productos que son procesados o ultra-procesados. No es un etiquetado para alimentos naturales pre-envasados. Sino para alimentos con ingredientes añadidos. Será un etiquetado al frente de los empaques que destaca azúcares, grasas saturadas, sodio y calorías.
Si el consumidor quiere conocer más a detalle el producto tenemos otras herramientas que no son precisamente parte de este etiquetado de advertencia frontal que están contenidas en el reverso del empaque como son la tabla nutrimental o la lista de ingredientes. Ahí el consumidor puede tener más detalles al frente y al reverso, aclaró.
Paulina Magaña, explicó que uno de los mayores problemas es que la gente no lee las etiquetas porque son poco comprendidas porque no son claras y como no se puede comprender qué información me es útil para seleccionar un producto, por supuesto que no la voy a leer o no voy a tener el interés de hacerlo. Como no son claras las etiquetas, la gente no puede tener esta herramienta de lectura.
¿Qué seguirá de darse la aprobación del Senado?
-Después de la aprobación del etiquetado frontal de advertencia vendrá una campaña de educación para acercar a la población a esta información para que sepa qué significan estos sellos, qué significa que estén presentes en los productos y qué se puede comprender en el fondo de esta información que se da.
Por supuesto que el etiquetado viene acompañado de otras iniciativas para la prevención y control de sobre peso, obesidad y diabetes. Hay otras iniciativas que forman parte de las escuelas la venta de alimentos, el impuesto a las bebidas azucaradas, de la comida chatarra. También la publicidad dirigida a los niños que es una herramienta de persuasión y que interfiere en las decisiones en las niñas y niños.
¿Cómo calificaría esta aprobación dada en la Cámara de Diputados?
-Es un primer paso, pero es muy importante para el manejo integral del tema y va avanzando muy bien.
¿Sigue teniendo la industria alimentaria el control?
-La participación de la industria se ha visto modificada, la aprobación de la iniciativa en la Cámara de Diputados es un ejemplo de ello. Aunque está también la participación de otros sectores que no tienen este conflicto de interés de por medio y creo que es un gran avance en la construcción de estas políticas en el país.
Hace una semana, las organizaciones civiles de la Alianza por la Salud Alimentaria (ASA), en un recuento histórico señalaron que la industria alimentaria y bebidas azucaradas, han lanzado campañas contra las políticas públicas dirigidas a combatir la mala alimentación e hicieron un repaso de lo que las empresas que integran ConMéxico han manejado contra el etiquetado frontal de advertencia en distintos tiempos:
Magaña recuerda que en 2008 combatieron recomendaciones de la Secretaría de Salud sobre bebidas para la población mexicana, que a través de la Jarra del Buen Beber complementaba el Plato del Buen Comer. La presión de la industria bloqueó la campaña de difusión masiva. Decenas de miles de materiales impresos se quedaron sin distribuir. Se recomendaba no tomar bebidas azucaradas, entre otras medidas.
“En 2010 todas las asociaciones empresariales, incluyendo el Consejo Coordinador Empresarial se pronunciaron contra los lineamientos de alimentos y bebidas en escuelas, lograron que por años se mantuviera la minichatarra en las escuelas y que los lineamientos nunca se aplicaran.
“En 2014, en complicidad con la Secretaría de Salud y la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), ConMéxico logró el establecimiento obligatorio de su etiquetado frontal que la propia industria introdujo en 2010-2011 para mantener en engaño e ignorancia a los consumidores.
“En ese mismo año, la industria, también aliada con la Secretaría de Salud y Cofepris, acuerda el establecimiento de la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia en televisión y en cines, pero es una regulación que se limita a ciertos programas y horarios para niños, que excluye los programas de mayor audiencia por parte del público infantil”.
Señalaron que el organismo empresarial, ConMéxico y sus aliados, han buscado confundir ante la evidencia de los logros obtenidos en países latinoamericanos con los etiquetados de advertencia y la postura conjunta de los organismos de Naciones Unidas, de la Secretaría de Salud y Cofepris, del compromiso de la Secretaría de Economía, del apoyo de los institutos de salud y de la sociedad civil.
Informaron también de los logros que en tres años del etiquetado de advertencia de Chile había bajado en 14% la compra de cereales azucarados para el desayuno, en 25% la de bebidas azucaradas, y 17% menos en la compra de postres envasados y una reducción de 25% de azúcares que evaluó el Ministerio de Salud de Chile en el reporte reciente de julio de ese año.
En su momento, Magaña Carbajal señaló que esto era un “argumento recurrente por parte de la industria de que el etiquetado frontal de advertencia no ha logrado combatir la obesidad”. Y refirió en ese entonces, que el etiquetado tiene que venir acompañado de muchas otras regulaciones, -y recalcó en ese entonces-, que es fundamental contar con el derecho a la información de los consumidores.
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