Una visión humana

Una esperanza más para combatir el VIH

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Escrito por Leonardo Bastida

De Londres, segunda persona del planeta con cura funcional

Hace 40 años, Ken Horne, un residente de San Francisco, fue diagnosticado con Sarcoma de Kaposi, y también presentaba criptococos, un hongo cuyo hábitat son los suelos, sólo presente en el ser humano cuando su sistema inmunológico está suprimido, es decir, no tiene capacidad de respuesta.

Los médicos desconocían cuál era la causa de su condición de salud y observaron que en otras ciudades norteamericanas se estaban presentando casos similares, lo cual llamó la atención de las autoridades sanitarias, debido al desconocimiento de un padecimiento que afectara de tal manera al sistema inmunológico.

Otro dato que llamó la atención fue que los casos se presentaban únicamente en hombres gay por lo que en un principio recibió el mote discriminatorio de “cáncer gay” o “síndrome de inmunodeficiencia gay”, y al paso del tiempo y las evidencias, se le nombró virus de inmunodeficiencia humana y síndrome de inmunodeficiencia adquirida, cuando este presentará signos y síntomas.

A lo largo de la década de los 80, se carecía de medicamentos que pudieran tener un efecto terapéutico y algunos de los que se comenzaron a utilizar mostraron gran toxicidad o eran tratamientos para el cáncer.

“Un mundo, una esperanza” fue el lema de la Conferencia Internacional sobre Sida de 1996, celebrada en Vancouver, donde se anunciaron los resultados de diversos estudios en los que participaron personas con VIH, quienes tras estar tomando una combinación de fármacos, mostraban cierta estabilidad en su condición de salud y no llegaban a la fase de sida, cuando el sistema inmunológico ya no es capaz de dar respuesta a la presencia de agentes externos.

Lo anterior representó una revolución en el tema, pues el VIH pasó de ser una condición letal de salud a una enfermedad crónico degenerativa que podía ser controlada mediante la ingesta de terapias antirretrovirales.

A partir de ese momento, se desarrollaron varias familias de tratamientos, múltiples combinaciones y los medicamentos no sólo han sido utilizados para controlar la presencia del virus en el cuerpo sino también para prevenir su ingreso al organismo mediante lo que se ha denominado profilaxis preexposición.

En tanto se estudiaba la indetectabilidad del VIH en el organismo de quienes lo adquirieron si se tomaban los medicamentos de manera adecuada, en 2008, la atención de todo el mundo se volcó a Berlín, donde un equipo de médicos reportó que a un hombre con VIH al que se le había realizado un trasplante de médula ósea,  a la cual se le agregaron células troncales (madre) de una persona con una variante genética que impedía al virus replicarse dentro del organismo, y por tanto, propiciar inmunidad.

Quien recibió aquella donación fue Timothy Brown, conocido por muchos años como el “Paciente de Berlín”, quien después del trasplante suprimió los niveles de VIH en su organismo tras varios meses sin tomar medicamentos antirretrovirales por lo que sus médicos Gero Hutter y Thomas Schneider, de la Clínica de Gastroenterología, Infecciones y Reumatología del Hospital de Caridad de la capital alemana, dieron a conocer al mundo que Tim estaba curado funcionalmente, es decir, el virus había dejado de replicarse en su cuerpo.

Hubo muchos intentos por repetir la experiencia, pero pasaron once años para que se conociera un caso similar. En marzo de este año, un equipo de especialistas en Inglaterra reportó que Adam Castillejo, quien vivía con VIH desde hace varios años, recibió un trasplante similar al de Brown, y por más de año y medio no ha registrado indicios de presencia del virus en su organismo.

A Castillejo se le nombró como “el paciente de Londres” y se ha convertido en la segunda persona del planeta con una cura funcional de VIH.

A diferencia de los dos casos anteriores, Ricardo Sobhie Díaz, investigador de la Universidad Federal de Sao Paulo, ha dado a conocer un tercer caso de “cura” del VIH, pero en esta ocasión, la persona no recibió un trasplante de médula ósea ni de células madre, Sino una combinación de fármacos por varias semanas.

Los resultados de la investigación, presentada en el marco de la 23 Conferencia Internacional de Sida, que se celebra de manera virtual del 6 al 10 de julio, indican que la prueba piloto consistió en administrar a cinco individuos dos dosis diarias de nicotinamida, un elemento activo de la vitamina B3, que mejora el funcionamiento del sistema inmunológico, en conjunto con varios medicamentos antirretrovirales, reforzados con dosis de maraviroc y dolutegravir, por 48 semanas.

De los cinco casos en observación, uno de ellos, el de un hombre de 34 años, diagnosticado con VIH desde 2012, ha logrado mantenerse sin rastros del virus en su cuerpo durante 57 semanas, después de haber dejado de tomar la combinación de medicamentos antirretrovirales y el elemento vitamínico.

Al igual que en los casos de Berlín y Londres, estos primeros resultados han sido considerados como preliminares, en espera de mayores evidencias, conforme pase el tiempo sin que el VIH haga presencia en el cuerpo de la persona y se puede hablar de una cura.

Entre tanto, Sobhie Díaz ha planteado la posibilidad de realizar un estudio más amplio, en alrededor de 60 personas, para corroborar los resultados obtenidos en este primer caso.

Acerca del autor

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Leonardo Bastida

@leonardobastida

Tejedor de historias y cronista de las realidades desde hace más de una década. Etnohistoriador de formación, apasionado por el cine, la literatura y las buenas charlas, investigo y documento vulneraciones a derechos humanos por cuestiones de género, diversidad sexual, VIH/Sida, entre otras causales. Por investigaciones periodísticas sobre tecnología mexicana aplicada al tratamiento del VIH y la ruta seguida por las mujeres del Estado de México para lograr la declaratoria de la alerta de género, obtuve los premios Nacional de Periodismo, otorgado por el Club de Periodistas, y el José Pagés Llergo.

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