Sexualidad

¿Qué es eso de la cura del VIH?… la esperanza vive…

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Escrito por Leonardo Bastida

Siguen estudios y desarrollos farmacológicos

De 40 años, Adam Castillejo vivió con VIH por casi 15 años. Supo que su condición de salud había cambiado a los 23 años, un años después de haberse instalado a vivir en Londres, proveniente de su natal Venezuela. A pesar de la noticia, con el apoyo de su madre y su pareja, superó la situación y dio rienda suelta a su pasión por la gastronomía en un restaurante de cocina de fusión y enfocándose a la promoción de estilos de vida saludables.

A diferencia de las más de 30 millones de personas que viven con el virus alrededor de todo el mundo, Adam puede decir que ya no vive con VIH, pues desde hace 30 meses, no se ha detectado la presencia del agente patógeno en su organismo, según los más recientes reportes presentados por un equipo de investigadores de diferentes partes del mundo que han dado seguimiento al caso por casi tres años.

En el marco de la Conferencia Anual sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas, recién celebrada de manera virtual, debido a la situación del coronavirus (Covid 19), Ravindra Kumar Gupta, académico de la Universidad de Cambridge y autor principal de la investigación, anunció que, diferentes mediciones mostraron la nula presencia del virus en la sangre, el semen, el plasma, el tejido intestinal y el tejido linfático, este último, fundamental para el desempeño del sistema inmunológico durante los últimos 30 meses.

Asimismo, indicaron que la casi nula presencia del virus en alguna parte de su organismo no permitiría la réplica del mismo, además de que su grado de aceptación de células trasplantadas es superior al 90 por ciento.

De esta manera, el equipo de científicos propuso, a través de un artículo publicado en la revista médica británica The Lancet, que los hallazgos del monitoreo de Castillejo permiten inferir que ya no vive más con VIH, y por tanto, puede considerarse como curado.

Situación excepcional

Tras pensar que ya había superado muchas adversidades y mantener una condición de salud óptima después de vivir con VIH por más de 10 años, Adam recibió una noticia que le cambiaría la vida. Tenía un linfoma en etapa IV, el cual era el causante de las constantes fiebres que había padecido por algunos meses, y debía someterse a quimioterapias. El desgaste que sufrió fue tal que a finales de 2014 desapareció por cuatro días y cuando fue encontrado, desconocía las razones por las que no había regresado a casa.

Durante este tiempo, cada reajuste de medicamento para el cáncer, implicaba modificar su esquema de terapia antirretroviral, generándose un gran desgaste en su persona. Todas sus posibilidades de una mejoría se habían agotado. La única vía que faltaba por intentar era la de un trasplante de médula ósea.

Debido a su ascendencia latina, los médicos consideraron que no sería fácil, pero para su sorpresa, fue compatible con varios donantes, incluido uno, de origen alemán, que presentaba una mutación llamada 32, entre cuyas características está bloquear la entrada del VIH al organismo. Es decir, una auténtica posibilidad de curar el cáncer y el VIH.

Después de un contratiempo, en el que su carga viral comenzó a dispararse de nueva cuenta debido a que el VIH había hecho resistencia a los medicamentos, fue recuperando peso y su sistema inmunológico mostro signos relevantes de mejoría.

Al cabo de 16 meses, los médicos decidieron interrumpir el tratamiento antirretroviral y en marzo de 2019 la revista Nature publicó un artículo que demostraba que llevaba 18 meses con el virus indetectable en su sangre, lo que le convertía en el segundo caso de “remisión a largo plazo”. Una situación que ha 30 meses, se ha modificado y ya no se le considera en remisión sino curado.

Berlín

Tras varios años en tratamiento y constante supervisión, en 2008, los médicos alemanes Gero Hutter y Thomas Schneider, de la Clínica de Gastroenterología, Infecciones y Reumatología del Hospital de Caridad de Berlín, reportaron el caso de Timothy Ray Brown –quien por varios años fue conocido solo como “el paciente de Berlín”–, persona con VIH que desarrolló también linfoma de Hodgkin, un cáncer que provoca la proliferación sin control de células del sistema linfático. Dicho sistema se encarga de la producción de glóbulos blancos, cuya función principal es la protección del organismo de agentes infecciosos, pero, si las células se encuentran dañadas, también se multiplican sin control.

En el caso de Brown, sus células infectadas por el VIH se replicaban de manera constante y desaforada, por lo que su estado de salud era muy delicado. Varias opciones terapéuticas fueron probadas hasta que se contempló la posibilidad de un trasplante de médula ósea en el que se utilizaron células madre de un donante con inmunidad genética al VIH. El resultado fue que varios meses después del trasplante, y sin tomar medicamento antirretroviral, Timothy logró liberarse del virus.

La noticia causó revuelo internacional debido a que por primera vez se hablaba de una “cura funcional” del VIH y se consideró a Brown como la primera persona “curada” del VIH en el mundo, aunque muchos especialistas sugerían cautela ante la posibilidad de una reaparición del virus en el cuerpo de Timothy, situación que no ha ocurrido hasta ahora.

Hoy, doce años después, la comunidad científica internacional se ha vuelto a impresionar con el anuncio de la existencia de una segunda persona que ha logrado suprimir la presencia del virus en su organismo.

En el caso de Timothy, se requirieron dos trasplantes, y antes fue sometido a intensos tratamientos contra el cáncer, por lo que el trasplante fue la última opción viable. En el de Londres, el paciente se sometió a terapias intermedias para erradicar su linfoma. Ninguno de los dos organismos rechazó el trasplante de células en su médula espinal.

Timothy Brown encabeza una fundación con su propio nombre. A través de ella se ha dedicado a dar conferencia y sensibilizar a las personas con respecto al estigma y la discriminación que viven las personas con VIH y la afectación de estos a su salud. En tanto, Adam Castillejo decidió dar a conocer su historia y autonombrarse como “embajador de la esperanza”.

Un tercer caso, denominado Paciente de Dusseldorf, ha mostrado resultados similares aunque ha tenido menos tiempo de monitoreo que Adam Castillejo. En tanto, en una editorial de The Lancet, publicada este viernes, Jennifer Zerbato y Sharon Lewin plantean la pregunta de cuándo es momento de establecer que una persona se ha curado de VIH y en qué momento debe dejar de monitorearse constantemente.

Ambas plantean que aún se requieren más casos para llegar a establecer la duración del seguimiento clínico necesario a una persona en situación de remisión (sin registro del VIH en su cuerpo), y de probable cura, y la probabilidad de un rebote tardío inesperado en la replicación del virus.

Sin lugar a dudas, cuestionamientos válidos. Sin embargo, los casos de Timothy y de Adam representan dos hitos debido a la cantidad de información que empiezan a generar sobre la remisión del virus en el cuerpo, la cual, podría ser utilizada para futuros desarrollos farmacológicos y biomédicos a fin de, finalmente, en algunos años, lograr la tan ansiada cura del VIH. (Con información de BBC, Letra S, New York Times y The Lancet)

Acerca del autor

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Leonardo Bastida

@leonardobastida

Tejedor de historias y cronista de las realidades desde hace más de una década. Etnohistoriador de formación, apasionado por el cine, la literatura y las buenas charlas, investigo y documento vulneraciones a derechos humanos por cuestiones de género, diversidad sexual, VIH/Sida, entre otras causales. Por investigaciones periodísticas sobre tecnología mexicana aplicada al tratamiento del VIH y la ruta seguida por las mujeres del Estado de México para lograr la declaratoria de la alerta de género, obtuve los premios Nacional de Periodismo, otorgado por el Club de Periodistas, y el José Pagés Llergo.

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