El otoño es una estación de cambios importantes en nuestro entorno. Las temperaturas bajan, la humedad aumenta en el ambiente, la presión atmosférica disminuye y los días se van haciendo cada vez más cortos.
Los cambios los notamos también en la naturaleza donde los colores se vuelven pardos y anaranjados, mientras que el cielo se muestra cada vez menos azul.
Todos estos cambios repercuten en nuestro estado de ánimo como en nuestro sistema inmunitario, así como nuestro metabolismo, lo que puede ocasionar una serie de trastornos más frecuentes en esta época del año.
¿Qué cambios experimenta nuestro organismo en otoño?
Durante esta época del año, empieza a hacer más frío y cada vez tenemos menos horas de luz solar. En consecuencia, nuestros niveles de serotonina disminuyen de forma progresiva provocando cambios en nuestro estado emocional. Para combatir esta situación, practicar alguna actividad basada en el equilibrio cuerpo-mente, como el yoga o el taichí, es una estupenda idea que puedes llevar a cabo.
Pero este no es el único cambio que sufrimos con la llegada del otoño. También, con la humedad de las primeras lluvias, nuestros huesos y articulaciones se resienten. Asimismo, nuestro metabolismo se ralentiza y, con ello, el proceso de crecimiento celular y de regeneración de tejidos. La síntesis de proteínas también desciende por lo que tardamos más en regenerar cabello, uñas, tejidos y huesos. Este es uno de los motivos por los que, a diferencia del verano, podemos encontrarnos más cansados de lo habitual.
Nuestra salud también experimenta algunas debilidades en esta estación del año. El otoño es una de las estaciones en las que se producen más resfriados entre la población. A menudo estos resfriados son causados por los bruscos cambios de temperatura o por inestables condiciones meteorológicas. Por eso, este es el momento para fortalecer nuestro sistema inmune a través del ejercicio y prepararnos para el invierno.
¿Por qué entrenar te vendrá bien ahora que empieza el otoño?
Muchos somos los que hemos disfrutado de las vacaciones durante la temporada de verano, con todo lo que ello conlleva. Hemos disfrutado de comidas abundantes, refrescos, helados y algún que otro “caprichito” más. Entrenar en otoño es una buena forma de ponernos en forma tras el verano y tratar de compensar los excesos de los meses estivales. Pero entrenar en otoño también es ideal para preparar nuestro organismo para el invierno, una estación más exigente y dura en cuanto a temperaturas y rutinas se refiere.
Por otra parte, en esta época otoñal muchos volvemos a trabajar o estudiar, retomando nuestras actividades cotidianas. Todo ello supone un mayor nivel de estrés, que también puede pasarnos factura. Para ello, tomarse los entrenamientos con tranquilidad, no querer conseguir todo el primer mes y combinar el ejercicio con sesiones de SPA relajante.
Asimismo, con el cambio de estación muchos nos vemos obligados a cambiar nuestros hábitos deportivos. Los días más cortos y las temperaturas más bajas nos hacen cambiar los deportes o actividades típicamente veraniegas por actividades “indoor”. Acudir a un gimnasio o club deportivo siempre ayuda a crear el hábito del ejercicio y mantenerlo en el tiempo.
¿Y la alimentación?
Los hábitos alimentarios, cambian en cada estación del año. Debemos dar prioridad a los alimentos de temporada, ya que de esta forma aprovechamos mucho más sus propiedades. Una dieta baja en grasas mejora nuestra respuesta inmune y además las carnes, los pescados y las legumbres nos ayudarán a nutrir y a recuperar más rápidamente nuestros tejidos. Otras opciones interesantes son la toma de infusiones de té, jengibre y canela, que favorecerán la depuración en nuestro organismo.
Estos son alimentos de temporada para el otoño
- Hongos: Entre las diferentes variedades, las que encontramos por nuestra zona son el níscalo, el champiñón, la seta de cardo y boletus. Estos alimentos son ricos en hierro, fósforo, iodo, magnesio, selenio, calcio, potasio, zinc, vitamina A, vitaminas del grupo B (concretamente, B1, B2, B3) y vitaminas de los grupos C y D. Además, son ricos en agua, no tienen grasa y nos aportan proteínas de alta calidad y fibra.
- Frutas: las frutas que encontramos en esta estación son higos, frutas del bosque, membrillos, peras, uvas, granadas, kakis, kiwis, manzanas y los apreciados frutos secos (avellanas, nueces, castañas, anacardos…).
- Verduras: las verduras típicas de esta temporada son las acelgas, las alcachofas, la berenjena, el brócoli, la calabaza, la col, la coliflor, la endibia, el puerro y el boniato.
Recuerda que todos estos alimentos refuerzan las defensas, nos dan un aporte extra de vitaminas, minerales y renuevan nuestra energía. Además, nos ayudarán a controlar el nivel de colesterol y a prevenir enfermedades.
Mantener una correcta hidratación es fundamental para que nuestro organismo se mantenga en niveles óptimos de funcionamiento y para estimular una buena recuperación metabólica después del ejercicio.
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