Imagen sección Opinión

Opinión

Intersecciones Opinión

Oxígeno: ¡el alimento más preciado!

mm

Día Mundial del Medio Ambiente

Ocupa el octavo lugar en la Tabla Periódica, es uno de los elementos más abundantes en el cuerpo humano. También, es uno de los dos componentes que forman el agua… ¡quién no conoce la famosa fórmula: H2O!

En décadas recientes, la falta de oxígeno ha sido motivo de preocupación para expertos en medio ambiente, activistas y profesionales de la salud. Porque sin oxígeno… simplemente, no podríamos vivir.

La respiración genera una serie de reacciones metabólicas en nuestro organismo, también es fuente de energía. Y ha sido un factor clave para la generación de la vida en la tierra. Nuestro ADN y el de todos los seres vivos, está compuesto por carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. 

¿Qué hacer en un planeta en el que, el alimento vital es cada vez más escaso?

Antes se pensaba que la mala calidad del aire influía negativamente en enfermedades cardiovasculares, respiratorias y diabetes. Estudios recientes señalan que la polución también está asociada a trastornos cognitivos y a un mayor riesgo de padecer demencia.

Investigadores de la UNAM señalan que en México, hay aproximadamente 21 mil muertes anuales asociadas a la mala calidad del aire. 

Entre abril y mayo de este año la mala calidad del aire, rebasó todos los pronósticos posibles. La Ciudad de México, enfrentó un nuevo escenario: las partículas PM2.5 consideradas cancerígenas bajo exposición prolongada.

Quienes vivimos aquí, enfrentamos algo así como un episodio de la serie Black Mirror: al salir de casa, la neblina nos impedía distinguir personas y autos a corta distancia, hubo quienes tuvieron dolor de cabeza, agotamiento extremo, irritación en la piel y los ojos. Algunos más, enfermaron de las vías respiratorias o de infección estomacal. Sin embargo, aún no se había declarado la Contingencia Ambiental, y aunque nos habíamos percatado del intenso olor a humo en días previos, no sabíamos de sus efectos.

A diferencia del ozono, estas partículas no pueden ser filtradas por el sistema respiratorio, van a los pulmones y de ahí, se trasladan directamente al torrente sanguíneo. Lo que aún no sabíamos es que los efectos ocasionados por estas partículas, se pueden presentar meses o años después.

Muchos de los incendios forestales se habían salido de control y la Contingencia Ambiental se diseñó para hacer frentes a los efectos del ozono, no para las partículas PM2.5 Los cubrebocas no servían de nada y las autoridades anunciaron algunas medidas como: “cerrar puertas y ventanas y no salir de casa”, varios días después, el daño estaba hecho.

En México, existe algo que se conoce como Índice Metropolitano de la Calidad del Aire, (IMECAS). Se trata de un sistema diseñado para determinar qué tan contaminado está el aire. Esto forma parte de la política ambiental para medir la contaminación en la Ciudad de México y Área Metropolitana.

Este sistema tiene 6 categorías, que van de la medición de la buena calidad del aire -con poco o nulo riesgo para la salud-, a extremadamente mala o peligrosa. Estas dos últimas implican que la población debe evitar la exposición al aire libre y por supuesto, la suspensión de actividades que impliquen movilidad. Cuando los IMECAS rebasan los 150 puntos, se determina la Contingencia Ambiental.

En este punto también se recomienda que niños, adultos mayores y personas con alguna enfermedad crónico-degenerativa, no deban salir de sus casas y de ser necesario, recibir atención médica. Además hay restricciones para la circulación de vehículos, transporte de carga y el sector industrial

Fue hasta días después, cuando se declaró la Contingencia Ambiental y se dispusieron algunas medidas para proteger a la población. Sin embargo, esta experiencia mostró que la autoridades ambientales no estaban preparadas para un fenómeno así. Por el momento no hay un protocolo específico para determinar una contingencia ambiental por partículas PM2.5

Atravesamos por un momento crítico, de eso no hay duda. No basta con tener conciencia del medio ambiente, comer menos carne, – por aquello del metano generado por la ganadería-; preferir la bicicleta en vez del auto, plantar un árbol y usar cubrebocas.

Hay una responsabilidad del Estado en la generación de políticas públicas que regulen las centrales eléctricas, el uso de diésel y la quema de residuos a cielo abierto, por mencionar algunos de los contaminantes del aire más letales.

Este 4 de junio la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) dio a conocer nuevas medidas para mejorar la calidad del aire. Contemplan: disminución del uso de gas L.P., reducción de compuestos orgánicos volátiles (COV) en productos de uso doméstico, la inspección y vigilancia estratégica para el control de emisiones en gasolineras y el uso de gasolinas menos contaminantes.

Mientras tanto, hoy se reúnen en China, científicos, profesionales de la salud, activistas medioambientales y jefes de estado para hablar de la mala calidad del aire en el mundo. Recordemos que solo el 8 por ciento de la población mundial respira aire puro, mientras tanto, nosotros los ciudadanos de a pie, aún no tenemos claro qué hacer ante un planeta donde mueren 800 personas cada hora, por la mala calidad del aire.

Así que… podemos participar en iniciativas de reforestación, comer menos carne, separar la basura, no usar auto, ponernos cubrebocas en los días malos; comer frutas y verduras, hacer ejercicio, dormir 8 horas y hasta meditar… Sin embargo, es necesaria una acción global que regule a las industrias contaminantes, el transporte público a gran escala y la ganadería. De otra manera, seguiremos focalizando el problema en las acciones personales y no en la responsabilidad social-global de los Estados en la regulación de estos actores económicos.

Acerca del autor

mm

María Teresa Juárez

Con estudios en derechos humanos, literatura, guión, periodismo de investigación y televisión por la Universidad Iberoamericana. Becaria de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, en la rama de Periodismo y Literatura. Consultora en periodismo, radio, salud y género. Guionista. Co-fundadora de la red Periodistas de a Pie.

Dejar un comentario