Dormir es importante para vivir saludable. Durante las horas de suelo se desarrollan numerosos procesos para restablecer el equilibrio y funciones de células, tejidos y sistemas de todos los seres vivos. Es por ello que ha llamado poderosamente la atención el resultado de una nueva investigación, publicada hoy en la revista The Journal of Immunology, sobre los efectos de un desvelo o en la química del sistema inmune.
El estudio fue publicado este lunes 24 de febrero de 2025 y en él se encontró que incluso una sola noche de privación de sueño de 24 horas en individuos jóvenes, delgados y sanos alteró el perfil de las células que ayudan a regular el sistema inmunológico. Los conteos de células de los jóvenes que no durmieron durante 24 horas fueron similares a los de personas con obesidad, una condición conocida por impulsar la inflamación crónica.
El experimento fortalece la afirmación de que el sistema inmunitario es muy sensible a la privación del sueño y aunque tiene capacidad para adaptarse rápidamente a los cambios en los horarios de sueño, si estos cambios persisten y se aumenta la frecuencia de privación de sueño, pueden desarrollarse problemas inmunitarios, inflamatorios y cardiovasculares de largo plazo.
¿Cómo se hizo el experimento?
En este estudio, los investigadores del Instituto de Diabetes Dasman, en la ciudad de Kuwait, Kuwait, analizaron los patrones de sueño de 237 participantes adultos sanos con un IMC variable, y tomaron muestras de sangre para perfilar los niveles de diferentes monocitos, así como los marcadores de inflamación. Descubrieron que las personas obesas tenían una calidad de sueño significativamente más baja y una mayor inflamación crónica de bajo grado en comparación con el grupo delgado. Los monocitos no clásicos también aumentaron significativamente en los participantes obesos, lo que se correlacionó con una menor calidad del sueño y marcadores proinflamatorios elevados.
Cinco individuos delgados y sanos también participaron en una parte del estudio que privó del sueño las 24 horas del día y se recolectaron muestras de sangre en todo momento. Los investigadores encontraron que la falta de sueño alteró el perfil de los monocitos como se observó en los participantes obesos, lo que respalda el papel de la salud del sueño en la modulación de la inflamación.
La doctora Fatema Al-Rashed, quien dirigió el estudio, dijo: “Nuestros hallazgos subrayan un creciente desafío para la salud pública. Los avances tecnológicos, el tiempo prolongado frente a la pantalla y los cambios en las normas sociales son cada vez más perjudiciales para las horas regulares de sueño. Esta interrupción del sueño tiene profundas implicaciones para la salud inmunológica y el bienestar general”.
Impacto en pacientes con Diabetes
Existe evidencia sustancial que relaciona los trastornos y alteraciones del sueño con una variedad de afecciones crónicas y morbilidad, como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares. También se sabe que los malos resultados de salud pueden ser impulsados por la inflamación crónica, pero la influencia directa del sueño en las células inmunitarias circulantes, como los monocitos, no se comprende tan bien.
Los monocitos son un componente vital del sistema inmunitario innato, la primera línea de defensa del cuerpo que detecta rápidamente los patógenos y pone en marcha la respuesta inmunitaria. Hay tres subconjuntos de monocitos: monocitos clásicos, intermedios y no clásicos. Los monocitos no clásicos patrullan el cuerpo, detectan y responden a las señales inflamatorias y ayudan a mantener y regular la respuesta inmunitaria.
Después de este estudio, los investigadores quieren explorar con mayor detalle los mecanismos que relacionan la falta de sueño con los cambios inmunitarios. También quieren averiguar si intervenciones como las terapias estructuradas del sueño o las pautas de uso de la tecnología pueden revertir estas alteraciones inmunitarias.
“A largo plazo, nuestro objetivo es que esta investigación impulse políticas y estrategias que reconozcan el papel crítico del sueño en la salud pública. Visualizamos reformas en el lugar de trabajo y campañas educativas que promuevan mejores prácticas de sueño, particularmente para las poblaciones en riesgo de interrupción del sueño debido a las demandas tecnológicas y ocupacionales. En última instancia, esto podría ayudar a mitigar la carga de enfermedades inflamatorias como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares”, dijo Al-Rashed.
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