No, no ha sido fácil. Criar a un varón tiene cierta complejidad, más cuando se trata de romper estereotipos.
A Pete, mi hijo, su padre y yo lo hemos guiado sin división de roles. La integración, el apoyo mutuo, el trabajo equitativo, el respeto a la diversidad, son acciones cotidianas en casa. Claro, no vive en una burbuja y fuera del hogar Pete se enfrenta a otras ideas, a otras expresiones, a otras posturas, con las que no se comulga en casa, pero se antepone el respeto a la opinión diferente. Hoy en el mundo se habla enfáticamente del empoderamiento de la mujer; de la necesidad de escucharla, de impulsarla, de protegerla…
Y eso le queda muy claro a Pete, como también tiene muy claro que asimismo él tiene derecho a ser escuchado, impulsado y, sobre todo, respetado. Equidad de género. Estoy cierta que, para evitar conflictos, el respeto es fundamental en toda relación, ya sea laboral, escolar, de pareja, familiar, vecinal, comunitaria… Sin embargo, vivimos tiempos en los que en ocasiones se raya en la intolerancia, el abuso y la violencia.
Tras décadas de lucha por ser visibilizadas y reconocidas en todos sus derechos, actualmente muchas mujeres enfrentan ataques sin tregua, exclusión y maltrato que llega al feminicidio. Situación difícil de entender en una época de rápido avance tecnológico, de mayor ideologización y de más oportunidades de desarrollo personal.
Aunque también está la otra cara de la moneda: el sobajamiento de los hombres ante el feminismo mal entendido.
Algo que no concibo es decirle a mi hijo, que hoy tiene 15 años: “si te agreden, agrede”, porque estoy convencida de que la violencia no se detiene con más violencia. Pero a veces -he de confesar- me resulta difícil pedirle que mantenga su actitud tolerante y pacifista cuando algunas personas (y enfatizo: solo algunas) equivocan el término feminismo (principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre) y utilizan esa bandera para agredir física y verbalmente a los varones, como si se tratara del “enemigo a vencer”; como si ser hombre fuera sinónimo de agresor, de abusador y, por ende, hay que atacarlo y destruirlo.
Hay quienes incluso mienten y hacen uso indebido de su posición de mujer para dañar al sexo opuesto. Lo sé porque como docente he visto casos de deshonestidad por parte de ellas con tal de que el otro sea castigado por haber terminado la relación amorosa. Lo sé también porque medios informativos dan cuenta de artimañas que algunas han utilizado para perjudicarlos, por el solo hecho de ser hombres.
Y ante todo esto, le insisto a Pete: prioriza el respeto, la tolerancia y la equidad. Confío en que pronto el respeto mutuo sea sin tapujos y que todos alcancemos la plenitud en nuestras vidas.
El reto de criar varones, sin estereotipos
Niñas 4.0, Criando Mujeres para el Futuro
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