Sexualidad

¿Cómo se hace un bebé?; educación sexual, necesaria

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Mi mamá y el sexo

¿Sabías que cuando le dices a un niño que debe bañarse y lavarse los dientes, ya estás educando en sexualidad? ¿Sabías que cuando le explicas a un niño cómo controlar su enojo, también le estás dando herramientas para evitar la violencia sexual? Hay que poner un alto a esa violencia que se reporta todos los días con desapariciones de mujeres, embarazos adolescentes por violación y ataques de depredadores sexuales que rondan el ciberespacio.

Hace unos meses, entrevisté a una madre en Tabasco, cuya hija de 12 años había sido víctima de violación a inicio de la pandemia. El líder de la pandilla de la cuadra, tenía meses molestándola hasta que se concretó la violación. La niña no dijo nada. Vivió en silencio los malestares de un embarazo. Lo más dramático es que ella misma no sabía que se estaba gestando vida dentro de su cuerpo. 

Cuando el crecimiento del abdomen hizo sospechar a la familia que algo no estaba bien, la niña ya llevaba 5 meses de embarazo. “Hay que dar educación sexual”, me dijo su mamá. Llorando. “Hablar de la menstruación es un tabú. Así que ni hablar de embarazo. Pero por esa falta de información, mi hija no sabía qué era lo que le había pasado”.

Acabo de comprar la versión electrónica de “¿Cómo se hace un bebé?”, ilustrado por Fiona Smyth y escrito por Cory Silverberg. Afortunadamente, ya tenemos la versión en español de este libro canadiense que funciona muy bien para padres y maestros necesitados de material para resolver a los niños preguntas sobre la gestación. 

Las dudas de los más pequeños sobre el embarazo aparecen desde que son muy pequeños, por ahí de los 3 años ya preguntan cómo nacieron. Es un error pensar que lo preguntarán en la pubertad. Los educadores sexuales explican que hay que resolver esas inquietudes con respuestas adecuadas a la edad de cada niños, precisamente para evitar que sean presa de la desinformación. No responda que lo trajo la cigüeña, porque manda el mensaje de que hablar de la sexualidad es algo negativo.

La falta de información también provoca que los niños aprendan de los peores maestros, es decir, de los comerciales de la televisión y de las películas para adultos. Se trata de referentes que provocan ideas equivocadas sobre las relaciones de pareja y los roles de género. 

Desde hace al menos dos décadas, los educadores sexuales han insistido en que es un error esperar a que los niños lleguen a quinto de primaria para que vean las primeras imágenes de los órganos reproductivos. 

Debra W. Haffner es una educadora sexual estadounidense que, en 1998, publicó la primera edición de un manual de sexualidad para padres: “De los pañales a la primera cita”. En su versión original, en inglés, el libro está disponible en e-book. Sin embargo, las versiones en otros idiomas dejaron de editarse hace tiempo. Lamentable. En los países latinoamericanos, la educación sexual a padres, docentes y niños es fundamental para evitar situaciones de abuso. 

Haffner incluye temas como la masturbación infantil y el abuso sexual para explicar por qué es mejor hablar sobre sexualidad a edades tempranas haciendo una analogía sobre cómo enseñamos a cruzar la calle. A los niños le pedimos mirar a los dos lados, antes de atravesar. Les explicamos el significado del color de las luces de los semáforos. Les damos todas estas recomendaciones sin esperar a que ellos pregunten. Lo hacemos para evitar accidentes. ¿Por qué la sexualidad debía ser diferente?

Haffner ha enfocado su trabajo a las iglesias de distintos orígenes para que las familias con convicciones profundamente religiosas ofrezcan educación oportunamente. Incluso para esas comunidades conservadoras, la sexóloga estadounidense hace una propuesta bastante temeraria: Hablar sobre el “acto sexual” en la primera infancia, esto es entre los 5 y 8 años.

La traducción del inglés “intercourse” es “coito” en el sentido más técnico. Hay quienes hablarán de “hacer el amor” en la acepción romántica. No se asuste. Hay materiales diseñados exclusivamente para los niños con imágenes adecuadas al entorno familiar y para el aula, especialmente si usted es un padre o un maestro que aún no siente tanta confianza para hablar de estos temas. Es justo ahí, donde  le será de mucha utilidad el libro “¿Cómo se hace un bebé?”, editado por Siete Cuentos o Seven Stories Press.

Las ilustraciones no presentan el “acto carnal” que le podría incomodar, pero da una primera aproximación para entender por qué los seres humanos somos mamíferos que nos gestamos en el vientre materno. Además muestra la diversidad de manera visual y aborda la sexualidad más allá del género binario. Eso es bastante bueno para esos niños que tienen dos mamás o dos papás o fueron concebidos con técnicas de reproducción asistida.

*Delia Angélica Ortiz es divulgadora en Educación Sexual. @mimamayelsekso  

Acerca del autor

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Delia Angélica Ortiz

Mi oficio es escribir. Estudié periodismo en la Ibero y me formé como reportera en la legendaria Buhardilla. Otros medios nacionales me han dado la oportunidad de curtirme. Le he entrado a todo tipo de temas. Hace poco, recordaba cuando me mandaron a cubrir los primeros degollamientos del narcotráfico en Acapulco, era el tiempo en que hacía radio con Carmen Aristegui en W Radio. Pero también he investigado asuntos de negocios y finanzas para la revista Expansión o temas de divulgación científica para QUO. Recuerdo con mucho cariño mis primeras coberturas para El Economista, cuando tenía que ir a escuchar a Andrés Manuel López Obrador, quien entonces era dirigente nacional del PRD y yo no tenía ni idea de que llegaría a ser presidente del país. Mi paso por El Reforma fue el más enriquecedor que hubiera podido tener. Conocí a colegas talentosísimos y como reportera pude vivir uno de los fenómenos más significativos para un país: una huelga estudiantil en la UNAM, la universidad más importante de México y quizá de América Latina. Viajar por mi cuenta ha sido una de mis pasiones. Uno de esos viajes me regaló el privilegio de regresar a México a trabajar en el Fondo de Cultura Económica, donde mi compañero de oficina era el poeta Alí Chumacero. Estos viajes personales inesperados me llevaron hasta las puertas de una prestigiada agencia de relaciones públicas, Guerra Castellanos y Asociados, donde pude formar parte del equipo de comunicación para México de Microsoft, además de tener la oportunidad de conocer de cerca muchas otras empresas. Soy una amante entregada y devota de algo que llamo la crianza con apego. Reservo tiempo para seguir bailando disciplinadamente las danzas más peculiares. Últimamente me ha dado por interesarme por la pintura y la escultura, así que soy visitante frecuente del Museo Nacional de Arte y de los cursos que ahí organizan. Me encanta escribir y por eso mantengo mi oficio de periodista freelance que me hace conocer los temas más insólitos.

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