La maternidad es un tema que siempre me ha conmovido. En el mundo animal, las hembras también merecen un reconocimiento y mi admiración, pues la naturaleza, Dios, han sido increíbles.
¿Alguna vez has tenido la oportunidad de presenciar un parto de algún animalito?
Si has tenido esa suerte, estarás de acuerdo que es una experiencia fantástica, increíble de ver cómo (aún siendo la primera vez) las hembras saben qué hacer, cómo, cuándo, dónde al dar a luz.
Y si no lo has presenciado, te comento que la magia del momento es único. Sufres con ellos si se presenta alguna anomalía, momento crítico o urgencia y por supuesto, como en todos los casos, la atención médica inmediata es básica para salvar al cachorro y a la madre.
Pero también es un momento de admiración a la vida. Ver, en el caso de los perros, cómo las hembras saben cuándo es el momento y eligen el lugar que consideran más seguro para parir. Al hacerlo, si el cachorro viene en posición ideal de nacer de cabeza, al nacer lo limpian, cortan el cordón umbilical, se comen la placenta y en cuanto terminan esta labor, comienza la lactancia.
Ver con qué amor lamen a sus crías y van haciendo todo el trabajo de parto es admirable.
Así que me pregunté, qué maravilla si es una perrita que tiene hogar, tutores que se preocupan por ella, una familia que la apapacha y que la cuidará a ella y a sus cachorros o que los darán en adopción responsable siguiendo todos los protocolos, además de esterilizarla posteriormente.
Pero ¿qué sucede con las hembras que tienen la desgracia de parir en la calle? Primero, luchan con la triste y desgraciada condición de calle, ya que se exponen a muchísimos factores negativos y destructores, desde humanos insensibles hasta inclemencias del tiempo, hambre, sed y además vivir la experiencia del famoso celo, luchando con machos que siguen sus instintos y después dar a luz solas, enfrentándose al mundo en todo momento por conseguir comida, un lugar seguro y cuidar a sus cachorros de los humanos, el entorno y otros animales.
Así que además de todo este esfuerzo que realizan durante la gestación por 62 días en promedio, por otro tanto que viven durante la lactancia en el mejor de los casos y que es muy difícil, pues a veces no tienen leche o tienen demasiada, se esfuerzan el doble para conseguir comida y están con el temor constante de proteger a sus cachorros, solo les quedan dos meses más, en promedio, para vivir en teoría de una mejor manera con los sobrevivientes de su camada, que en estadísticas, suelen ser solo uno o dos por los peligros que implica vivir en la calle.
Así que hoy, deseo reconocer a esas hembras que dan todo por sus cachorros y hacer un llamado para que sean respetadas y si es posible, amadas y adoptadas responsablemente.
Las hembras nos son fábricas, ni son seres desechables ni tienen por qué ser menospreciadas. Al contrario, merecen ser protegidas al igual que sus cachorros, esterilizadas para evitar la reproducción irresponsable o no deseada y valoradas.
En general, las perras suelen ser muy limpias, disciplinadas, juguetonas y compañeras incondicionales.
Así que si tienes la oportunidad de salvar a una “mamá perruna o gatuna” en situación de calle, por favor hazlo.
Si puedes proteger a la perrita del vecino irresponsable que en lugar de informarse y atenderla durante el celo, la echó a la calle o peor aún, lo hizo al quedar preñada por esa situación, hazlo.
Si puedes esterilizar a tu perrita o perrito, hazlo, aunque “no salga nunca de casa”. En un abrir y cerrar de ojos, un macho y una hembra pueden quedar unidos rápidamente, no necesitan un cortejo largo si es el momento preciso.
Si puedes apadrinar esterilizaciones con médicos veterinarios certificados, ya sea de manera particular o pública, hazlo.
Y si puedes promover el respeto hacia los animales, hazlo que es una tarea de todos.
Concluyo con el concepto de que ser “perra” es un orgullo animal y al igual que los machos caninos o felinos, merecen todo el amor, comprensión, apoyo y respeto posible. Más aún, en una etapa de celo, gestación o lactancia.
Dejemos de ser el primer lugar en maltrato animal en América Latina y démosle la vuelta, hasta llegar a ser el primer lugar en bienestar animal. ¿Te late?
Gandhi decía:
“Los perros callejeros no caen del cielo. Son el resultado de la pereza, la indiferencia y la ignorancia de una sociedad cruel y enferma. Y cuando se convierten en un problema, esto se debe a nuestra ignorancia, la falta de compasión”.
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