En el marco del Día de la Mujer que se celebra cada 8 de marzo (aunque claro, debería ser diario) me gustaría hablar sobre la relación de las mujeres y las mascotas.

Si bien también hay hombres increíbles que aman y respetan a los animales, los consienten, los procuran, los rescatan, los apapachan y los cuidan de una manera increíble, en el caso de las mujeres, muchas llegamos a verlos como nuestros propios hijos, ya sea teniendo la bendición de un pequeño o no.

Pero esta relación no es solo algo romántico, ya que científicamente (según un estudio del realizado por investigadores del Hospital General de Massachusets) descubrieron el dato de que la actividad cerebral en las mujeres al hablar de sus mascotas, es similar al hablar de los hijos, ya que tienen un lugar especial en la vida, por lo que la interacción con los animales de compañía es benéfica para el bienestar físico, social y emocional del ser humano.

Los investigadores realizaron estudios de resonancia magnética en los que se notó que las regiones del cerebro que involucran congnición social, procesamiento visual, afiliación, recompensa y  emoción son similares. Y aunque este estudio se realizó en una pequeña muestra, el dato es de llamar la atención.

Y no entramos en un punto de comparación, eh? Tener un hijo es una bendición y son situaciones totalmente individuales que se presentan de acuerdo a la historia de cada persona. Para cada quien, pueden tener un significado diferente, pero especial.

Así que si nos vamos a la parte romántica de la historia, nuestros amigos de 4 patas son compañeros incondicionales que acompañan 24 x 7,  todo el año. Son amigos intrañables que están contigo en silencio o con júbilo todo el tiempo. Seres que festejan tu presencia cada vez que te “reencuentran” a lo largo del día y que debes celebrar, porque eso indica el vínculo que hay entre tú y tu perro. ¿A poco no te alegran el día cada vez que les das gusto verte? Te demuestran su cariño y confianza, muchas veces más, que los mismos humanos con quienes compartes tu vida.

Nuestros peludos son compañeros que nos ayudan a superar un duelo, un divorcio, una desilusión o un mal momento, incluso hasta de violencia familiar. Son amigos que viven el presente y a través de su nobleza transmiten solo emociones positivas para sus compañeros humanos.

Son “lomitos” que te protegen todo el tiempo, que te apapachan continuamente y que te alegran el día con sus ocurrencias, muestras de afecto o juegos. Son “peludos” que si vives sola, te hacen olvidar esa soledad y se convierten en tus cómplices. Son “perrhijos” o “gathijos” que te llenan de responsabilidades pero también de derechos al amarlos y defenderlos, pero sobre todo, te llenan de amor y que los cuidas con un cariño especial desde que los acaricias, los alimentas, los limpias y cuidas si están enfermos.

Son amigos que te invitan a salir de tu rutina, depresión o letargo para jugar con ellos, para pasear aunque sea dentro de la casa y ejercitarte.  Son seres que celebran tu sazón, aunque solo sea al servir su tazón de croquetas. Son compañeros ideales de vida, que si duermes con ellos, en el sillón o en la cama, te brindan paz, regulan tu presión arterial y sobre todo, “te siguen acompañando”.

Así que no te extrañe que prefieras dormir con ellos o estar con ellos si estás en una relación tóxica, sin relación o viviendo una situación de duelo. Te brindan calma, compañía y calor.

Son seres llenos de luz, que si observas bien sus ojos, a través de ellos podrían hablar. Son animalitos que te obligan a ser mejor y para quienes tú ¡eres lo máximo!

Son inspiradores y dime si no te han obligado a salir de tu zona de confort y seguir adelante. En mi caso, hasta emprendedora me volví porque necesito recursos para ellos y para seguir ayudando a muchos más. Y para hacerlo, tuve que estudiar muchísimo, especializarme y sigo aprendiendo cada día. Esas colitas me inspiran a ser mejor diariamente, a exigirme más, a no darme por vencida y con ellos, he vuelto a sonreír😊

Un animalito de compañía genera un sentimiento especial en el corazón humano, que solo puedes describir si has vivido la experiencia. Si no es así, inténtalo, adopta un callejerito, a un perrito o perrita y verás que, cuando vuelvas a leer estas líneas, te sentirás identificada con la emoción.

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