Un click es suficiente para poder comprar cualquier producto que deseemos. Ni siquiera es necesario acudir a alguna tienda para poder seleccionar el objeto deseado, pues hay miles de catálogos disponibles para poder dar el número de nuestra tarjeta, realizar el pago correspondiente y esperar el arribo de la mercancía en la puerta de nuestros domicilios. Sin embargo, pocas veces nos preguntamos por el trasfondo del origen de esos productos.
Antes de presionar la pestaña de comprar o donde está el dibujo de un carrito de supermercado o de seleccionar el producto en algún super mercado, tienda de conveniencia o en alguna tienda de la esquina, difícilmente pensamos en aspectos como el impacto en el medio ambiente que puede tener el producto que compramos al momento de su fabricación o al desechar su envase, quienes intervinieron en su fabricación, cuánto se les pago por aportar su fuerza de trabajo en la producción del mismo, cómo se obtuvieron sus ingredientes y la calidad de los mismos.
Desde hace décadas, pero con mayor énfasis en los últimos años, ante situaciones como el cambo climático, la crisis en las zonas rurales, la desigualdad económica y la sobreexplotación de recursos naturales, se ha promovió el consumo responsable, una manera de adquirir los productos necesarios para nuestro día con día en la que se tomen en cuenta factores como que son parte de una cadena de comercio local con bajas emisiones de bióxido de carbono (CO2) y con cercanía entre productores y consumidores; derivan de un proceso de producción respetuoso del ambiente con uso nulo o mínimo de insumos químicos, promoción de la biodiversidad, prácticas de conservación de suelos, manejo sustentable del agua y mantenimiento de los ecosistemas así como la reducción de embalajes; un comercio justo y socialmente responsable que asegure el respeto de las culturas, buenas condiciones de trabajo y procesos de toma de decisiones incluyentes y democráticos, en una relación comercial basada en la transparencia.
Como consecuencia de la pandemia por Covid19, pequeños productores y productoras reportaron un descenso en sus ventas de entre un 70 y 90 por ciento ante el cierre de los lugares donde solían comerciar. Por esa razón, además de impulsar la creación de canales de comercialización para aquellos productores con pocas posibilidades de llegar a otros mercados, el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible emprendió la iniciativa Obio: productos y comunidades sustentables.
Su objetivo es gestionar y facilitar la venta de productos de 24 organizaciones campesinas en la Ciudad de México. Todos los productos, certificados por estar libres de agroquímicos y no contribuir a la destrucción de los ecosistemas, son pagados a precios justos y son fundamentales para la economía de las familias campesinas que habitan y manejan los territorios.
Así, a la Tienda UNAM, ubicada a un costado del Metro Universidad, de la línea 3, es posible encontrar mieles diferenciadas por floración y cafés de Chiapas y Oaxaca; cacao, café y artesanías de hojas de pino y madera de bosques con manejo sustentable de Oaxaca; cosméticos de Campeche; carbón certificado del Estado de México; productos herbolarios y miel melipona de Puebla y Quintana Roo, entre otros.
Parte de las organizaciones integrantes de la iniciativa son Apicosmeticos de Calakmul; Comité de Recursos Naturales de la Chinantla Alta, Ejido San Juan; Juguete Arte Capulalpam; Maseual Xicaualis; Ita Nuyuxe; Montaña Azul; Orgánicos Chontalpa; Productores Apícolas de Chiapas; Selva Maya; Sierra Verde de Chiapas; Sistema Comunitario para La Biodiversidad; Tosepan Pajti; Triunfo verde; Tzeltal Tzolzil; Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo, Unión de Ejidos San Fernando, Unión Majomut, entre otros.
Con el consumo de estos productos, se contribuye a crear empleos dignos para mujeres, hombres y jóvenes que muchas veces no son propietarios de la tierra, pero cuyos medios de vida dependen de los bienes naturales existentes en ella. Cuando las personas que habitan los territorios tienen medios de vida no se ven en la necesidad de abandonarlos, son las primeras interesadas en conservarlos y en defenderlos.
Para ventas a domicilio o conocer más sobre la iniciativa, se puede escribir a Francisco Abardía y Josefa Higuera Pérez, a través del correo electrónico o.biodiverso@gmail.com
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