La leche materna que
Dalila Chávez reunió durante una semana en México, en un viaje de trabajo, fue
tirada a la basura por personal del Aeropuerto del Bajío con el argumento de
que la pasajera no iba con su bebé.
Aunque
les explicó que justo porque su hija no viajaba con ella llevaba consigo la
leche reunida, el personal se negó a revisar qué procede en esos casos y no le
permitieron abordar hasta que la dejó.
Dalila
es una mexicana radicada en Texas que viaja con frecuencia debido a que trabaja
para un corporativo internacional.
El
viernes pasado, cuando ocurrió el incidente en el Aeropuerto del Bajío, hizo un
par de transmisiones en vivo vía Facebook con la idea de que alguien pudiera
ayudarla, pero también con el deseo de que a nadie le vuelva a ocurrir esto,
incluyéndola a ella, que tendrá que regresar a León por razones de trabajo.
Sus
videos suman más de 15 mil reproducciones y tienen cientos de comentarios,
además de que han sido compartidos más de 500 veces.
“Después
de ver los comentarios a mis transmisiones veo que en México hay mucha
desinformación sobre la lactancia, por lo que entiendo la falta de empatía
cuando estas situaciones se presentan”, contó en entrevista vía telefónica.
“Pero
gratamente también me sorprendí de la cantidad de personas que me mostraron su
apoyo e incluso me proporcionaron sugerencias sobre las medidas que toman
cuando documentan su leche materna. Aunque creo que la leche debe siempre
viajar en mano para asegurar que llegue a su destino sin contaminarse”.
En los
aeropuertos de Guadalajara y en el Internacional de la Ciudad de México, pero
también en los de Estados Unidos y los de otros países como Canadá, ella ha
podido cruzar con su banco de leche materna, que llega a ser de entre 80 y 120
onzas (de 2.2 a 3.2 litros), dependiendo de los días de viaje.
Cada una
de las bolsas especiales para almacenamiento de leche tiene una capacidad de 6
a 8 onzas y ha viajado incluso con 15.
“En
la Ciudad de México y en Guadalajara inicialmente me dicen que no puedo
pasarla, pero les pido que llamen al supervisor en turno y él les confirma que
la leche materna no tiene restricción”, contó.
“En
Estados Unidos le hacen una prueba, le pasan un algodón por fuera y lo colocan
en un equipo”, contó.
En León,
Dalila siguió el mismo protocolo que realiza cuando viaja. Cuando iba a cruzar
la revisión avisó al personal que llevaba leche materna. Le respondieron que no
estaba permitido debido a que era líquido. Acto seguido ella les pidió por
favor llamar al supervisor en turno, quien al llegar también le dijo que no
podía viajar con la leche materna.
La
supervisora le dio la opción de documentarla, pero Dalila Chávez le explicó que
no lo hace porque las autoridades y el personal aeroportuario tienen derecho a
revisar las maletas cuando llevan líquidos, con lo cual no hay garantía de que
la leche materna siga limpia y pueda dársela a su bebé.
“Una
vez me abrieron la maleta que llevaba la leche y dejaron adentro el papelito de
inspección, esa vez tiré la leche por miedo de contaminación”.
También
le explicó que si la maleta se llegara a perder, la leche no llegaría a su
destino.
Les
insistió en que si no habían tenido un caso similar consultaran con sus
superiores, que ella estaba en condiciones de hacer lo que le pidieran. Les
ofreció incluso que personal médico, con cédula profesional, enviara una carta
avalando el traslado. A todo le dijeron no.
Fue
entonces que Dalila buscó ayuda de American Airlines, aerolínea con la que
viajaba en el vuelo 3697. El personal verificó su pasaporte y su historial,
pero la respuesta fue que ellos estaban supeditados también a las medidas del
aeropuerto.
Fue
entonces que Dalila hizo un par de transmisiones en vivo, la primera de ellas
llorando sin poder contenerse, pues además en junio fue diagnosticada con
depresión postparto y ese viernes, entre las 13:00 y 15:00 horas, se enfrentó
en el aeropuerto a una tras otra negativa de personal que, curiosamente, estaba
compuesto todo por mujeres.
Tras
haber vivido esa experiencia, llamó a propiciar más apertura en temas como la
lactancia, la depresión y ansiedad postparto.
“Invito
a todas las mamás a quitarse el miedo y hablar, a pedir ayuda cuando la
necesiten, no están solas en este camino de la maternidad y es increíble la
cantidad de mujeres que pasamos por situaciones similares y cuántas personas te
dan la mano cuando la pides”, dijo.
Ella
sintió paz hasta que llegó a Dallas y vio a sus dos hijas.
“Me
tranquilicé y sentí que todo estaba bien”.
Pero aún
cree que hace falta arreglar esa situación y tiene toda la disponibilidad de
ayudar para que así ocurra.
“Estoy
dispuesta a colaborar con las autoridades aeroportuarias para diseñar un
protocolo para manejo de la leche materna que facilite a las madres lactantes
la transportación y se cumpla con el objetivo final que es promover la
lactancia”
Con información de Reforma
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