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Mujer El Diario de "M"

‘¿Tengo que decir que estoy embarazada?’

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Escrito por Karla Guajardo

¿Estamos preparados para aceptar a quienes buscan ser madres por sí solas?

Tengo una confusión de fechas entre las que la lógica me da y la que arroja la ecografía, así que vivo mi propia fecha de concepción. Hoy se supone que acabo de entrar en la semana 19 del embarazo. Ahora me cuesta menos creerlo porque los cambios en mi cuerpo son más evidentes, aunque todavía pasa desapercibido para la mayoría de la gente. Sólo he tenido la confianza de decirle a las personas más cercanas, entre ellos mis vecinos.  

No se bien cuándo empezaré a compartirlo. Una parte de mí quiere gritarlo a los cuatro vientos cada día de mi vida y la otra parte está construyendo una barrera -quizás imaginaria – a manera de protección contra las diversas preguntas que harán de un futuro en el que aún no he decido completamente.

Quizás es que evito ser juzgada. Tengo la impresión que de cualquier manera se escapará algún comentario respecto a mi edad. En realidad debo hacer caso omiso de todo y hacer lo que yo creo que sea lo correcto, que es precisamente lo creo que estoy haciendo: defender mi deseo y mi decisión sin importar lo que la gente piense. Esto sería lo más sano, y mientras escribo estas líneas, me doy cuenta que es la línea que seguiré a partir de este momento.

Hace varias semanas tuve la oportunidad de conocer a una futura mamá, unos pocos años más grande, que había tomado la misma decisión que yo. Ella se encontraba en aquel momento en la semana 22º y yo en la 7º. Nos dio mucho gusto conocer a alguien más siguiendo el mismo camino, con las mismas decisiones. Dentro de la conversación se me quedó muy grabado que ella había tenido que anunciar su condición desde el principio porque tuvo un ligero sangrado que la llevó a dejar el trabajo desde las primeras semanas. Ella lo que menos quería era dar explicaciones al respecto, y mucho menos que se enteraran sus colegas del trabajo, lo que no pudo evitar dadas las circunstancias. Desde entonces comenzó a notar una cierta desaprobación por parte de la sociedad que la rodea e incluso de sus mismos parientes, por lo que desde entonces es muy delicada en sus conversaciones.

Me doy cuenta que la sociedad por más internacional o globalizada que se diga, realmente hay varios temas en las que no está preparada, uno es precisamente la de aceptar que en este mundo hay mujeres solteras, por las más variadas razones, que gracias a la ciencia podemos realizar nuestros sueños.

No entiendo por qué lo ven tan extraño, personalmente no siento que haya mucha diferencia entre una mujer que su pareja la haya dejado embarazada, a una mujer que haya decidido ser madre soltera. ¿Qué cambia? ¿Haber recurrido a un banco de esperma? Probablemente las mujeres que hemos recurrido a esta técnica, somos relativamente pioneras y a la sociedad le toma algunos años en digerir. Mi padre dice que en 50 años nadie dará importancia a esto.

Lo cierto es que me hizo pensar, por una parte, que seguramente en el camino encontraré a personas con opiniones muy encontradas a las mías, probablemente me esté protegiendo de ello de modo inconsciente. Por otra parte, también es cierto que estoy agobiada por las dificultades que está presentando el trabajo en el último mes unido a mi cansancio físico, lo que me provoca no estar plenamente concentrada en el embarazo.

Recuerdo que hace tiempo me decidí por publicar un comentario en un foro femenino muy popular en internet, con la idea de conocer a otras mujeres que hubieran elegido, al igual que yo, la doble donación por lo motivos que fueran. Sólo una persona respondió sugiriendo que debería considerar la adopción como primera alternativa, desde ahí me di cuenta un poco a lo que estaba por enfrentarme.

Pero volvamos a mis vecinos… Como prueba piloto estuvieron ellos  y la propietaria de mi casa. Como son personas “cercanas”, era importante que supieran del embarazo. La verdad que tampoco quería sorprenderlos y que un día me vieran en el pasillo con la panza por delante.

Naturalmente no di muchas explicaciones del proceso, lo describí como un deseo que logré y que me está haciendo inmensamente feliz. Pocos días después recibí una llamada de mi casera, que en un principio me preocupó por temas relacionados con el contrato de arrendamiento, pero cuando nos vimos en persona, mi sorpresa fue exactamente lo contrario. Prácticamente me estaba dando todo su apoyo y ofreció comprar otros muebles que hicieran falta en la casa con la llegada del bebé… me sentí tan aliviada y tranquila, justo lo que necesito para ir tomando mis decisiones con calma.

Por eso me da gusto poder hablar libremente con mis padres, platicarle lo que me pasa, lo que pienso y las decisiones que he ido tomando hasta el momento, aunque todavía ni mi hermano, ni otras dos personas, parte de la familia nuclear lo saben. Todavía no sabemos el sexo del bebé y los tres estamos ansiosos. Siempre hemos sido una familia unida y siempre han apoyado todas mis decisiones, desde que vivo en Italia no faltan las llamadas semanales y ahora mucho menos. Papá y mamá son prácticamente mis cómplices.

En cada llamada nos actualizamos y aunque no es lo mismo que convivir con ellos constantemente, a pesar de la distancia me ayuda a no sentirme del todo sola. A la familia alargada, ya veré cuando se lo diré…

Acerca del autor

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Karla Guajardo

Karla Guajardo Ro es una fotógrafa mexicana que trabaja como free lance para México e Italia. Su interés por la fotografía, comenzó  en 2003 realizando un laboratorio en una comunidad indígena de México. Actualmente vive y trabaja en Italia. Es corresponsal de La Unión de Morelos y colabora con medios mexicanos. En sus proyectos personales se concentra en los problemas de los diferentes grupos de inmigrantes en Italia. 

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