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Mamás El Diario de "M"

Ahora sí comienza la aventura… sola

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Escrito por Karla Guajardo

Las primeras dificultades de mi decisión

Las dificultades de estar sola se presentan desde el principio. Sé que no debo hacer grandes esfuerzos, así que me he tenido que organizar y cambiar algunas rutinas como la de hacer las compras en el supermercado. Todo porque vivo en un segundo piso y en mi edificio no hay elevador. Lo primero fue cambiar de supermercado para tener acceso a uno que entregue las cosas a domicilio. Lo segundo fue comenzar a ser más selectiva

con los productos que compro y tener un bolsillo más amplio para solventarlo.

Al principio fue extraño, porque ellos, quienes entregan las cosas,  ven a una chica joven que vive a 5 minutos caminando y que pide le lleven las compras. A la tercera semana, comenzamos a familiarizarnos el chico de las entregas y yo, así que ahora me resulta hasta simpática la situación.

Paralelamente he aprendido a ir sola a todas mis consultas y a resolver todas mis dudas sin pelos en la lengua en presencia del doctor, pues a mi alrededor no hay una persona en mi misma condición que haya tomado una decisión similar a la mía, así que me toca afrontar muchas cosas sola.

En el fondo, desde mi primera visita a la clínica en España,  me he acostumbrado a enfrentar este tipo de situaciones sola, aunque sé que siempre es más agradable tener una persona de apoyo o simplemente alguien a quien platicarle todo lo que vives.

A veces siento que el grupo de amigas que tenía, ya no me queda nadie con quien compartir, porque la mayoría se fueron a vivir a otras ciudades o países y me quedé casi sola. Y eso de hacer nuevos amigos, pues tampoco es tan fácil entrando en la década de los 40 y menos aún en contexto donde soy extranjera, pero como dice el refrán: “de lo bueno, poco”.

Al paso de los días, me llega la fecha de realizarme los primeros análisis clínicos, que en un principio había pensado que eran para ver el desarrollo del bebé, pero luego me explicaron que eran para saber cómo estaba yo.

Todos salieron bien y hasta resulté ser inmune a una de las XXXX que preocupaban más a mi ginecóloga. Este bebé está siendo muy tranquilo, tengo la fortuna que me está dejando trabajar sin mayores estragos. Si yo fuera una de esas mujeres que se la pasa vomitando, sería casi imposible continuar trabajando, no tengo la posibilidad de tener acceso al baño en el momento en que tenga necesidad inmediata. Hasta siento que el/la pequeño/a ha entendido mi situación y se porta bien.

Pero lo más duro ha sido sin duda, trabajar a las altas temperaturas que tenemos en verano, hemos tenido días de 38 grados, aunque la media diaria oscila entre los 32 y 35 grados. Este ha sido otros de los esfuerzos humanos que he hecho. Tenía que tomar una decisión: 1) Trabajar pasada la tarde y terminar alrededor de las 8pm, o 2) Hacer el esfuerzo y trabajar después de la comida y terminar alrededor de las 6pm y tener tiempo para mi y no renunciar mi limitada vida social. Así que opté por la segunda.

Para hacerlo más llevadero me hice amiga de la Cocacola. Cada una de las tardes que  dura el verano, necesito un golpe de azúcar para seguir adelante con el día, aunque la doctora me recomendó tomar sin cafeína, en el mercado romano no existe, así que me autorizó tomarla si la necesito. Espero que mi bebé no salga adicto a la cafeína.

Esta decisión conlleva comer en la calle, pero no por ello dejar de comer sano, así que busqué las diferentes opciones entre supermercados, pizzerías y restaurantes económicos. Hallé la fórmula, sin embargo representa una inversión, por lo mismo hay que seguir trabajando.

No veo la hora de que pase el verano y las temperaturas bajen para sentirme más productiva. Me siento muy cansada cada vez que llego del trabajo, si me recuesto en la cama, al paso de 20 minutos me quedo dormida hasta por dos horas. Esto ha bajado mi productividad en mis actividades alternas y en mis proyectos personales. Pero supongo que lo correcto es hacerle caso al cuerpo ahora que todavía se puede.

A pesar de que pasó el primer y segundo mes, sigue siendo un reto tener una alimentación balanceada, pero me resulta aún más difícil encontrar la energía después de trabajar y estar de pie entre ocho y diez horas, llegar a casa, cocinar, lavar los platos, poner en orden lo que sea necesario en casa y relajarme. Pienso en lo mucho que me gustaría que alguien me esperara con todo ya hecho, pero no.  Lo hago con muchos trabajos por el bienestar del bebé. Honestamente, el orden en casa ha dejado de ser una de mis prioridades, y aunque no quiere decir que viva en desorden, sólo no me desvivo para que el piso este rechinando de limpio diariamente, por ejemplo. Aquí es donde extraño México, seguro que allá la vida sería más fácil en compañía de mis padres.

Todavía recuerdo una madrugada entre la sexta y séptima semana en la que me levanté súper hambrienta y terminé comiendo medio melón a las tres de la madrugada y después pude retomar el sueño nuevamente. Nunca me había pasado, jamás. Dicen que los primeros cinco meses son los más críticos y en los que tenemos que estar más atentas en la alimentación, ya que es el periodo en que el bebé desarrolla todos sus órganos, así que creo que no estoy en condiciones de aguantarme el hambre, tengo que comer por dos, aunque todavía tengo momentos que pienso que no que estoy embarazada y que aún estoy por lograr mi gran sueño.   o

Acerca del autor

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Karla Guajardo

Karla Guajardo Ro es una fotógrafa mexicana que trabaja como free lance para México e Italia. Su interés por la fotografía, comenzó  en 2003 realizando un laboratorio en una comunidad indígena de México. Actualmente vive y trabaja en Italia. Es corresponsal de La Unión de Morelos y colabora con medios mexicanos. En sus proyectos personales se concentra en los problemas de los diferentes grupos de inmigrantes en Italia. 

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