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El protocolo de atención ‘Código infarto’ cumple 10 años en México

Cumple 10 años código infarto en México_UNAM
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Escrito por Redacción

Creado por académica de la UNAM

Los primeros 60 minutos luego de un infarto son cruciales para salvar la vida de los pacientes, por ello se les conoce como “la hora dorada”. En ese periodo de tiempo se pueden adoptar diferentes acciones para salvar la vida a la persona que está sufriendo falla en el corazón, y es indispensable que el personal de salud sepa cómo actuar en el lugar de los hechos, así como en ambulancias y salas de emergencias.  

Este año, 2025, se cumple la primera década desde que en México se adoptó el protocolo de atención de urgencias cardiovasculares llamado Código infarto.

La doctora Gabriela Borrayo Sánchez, especialista en cardiología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), creó Código Infarto en 2015 como una estrategia de innovación en salud del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Este abordaje para urgencias ha sido adoptado a nivel nacional por otras entidades, a lo largo de estos 10 años.

La Doctora Gabriela Borrayo, de la Facultad de Medicina de la UNAM, desarrolló el protocolo Código Infarto para el IMSS y después fue retomado por varias instituciones. FOTO: DGCS UNAM

Se adapta a cada país

Código Infarto es un protocolo existente en otros países y ha sido adaptado a las características, infraestructura y recursos humanos de cada uno de ellos. En México es el primero en su tipo desarrollado en la medicina institucional; se enfoca a los servicios de urgencias y asigna actividades específicas al personal que atiende al paciente.

A decir de Borrayo Sánchez, para que un paciente con infarto pueda recibir atención adecuada dentro del lapso conocido como “hora dorada” es preciso saber qué hospitales cuentan con Código Infarto, lo cual puede llevarse a cabo desde la aplicación IMSS Digital. “El beneficio se extiende hasta las primeras 12 horas tras el inicio de los síntomas, pero conforme pasa el tiempo es progresivamente menor”.

El objetivo central de este esfuerzo es garantizar el diagnóstico de quien demanda atención por este evento, pues así podrá recibir tratamiento de reperfusión con angioplastia primaria (restablecimiento rápido y sostenido del flujo coronario) en los primeros 90 minutos; o terapia fibrinolítica (administración de medicamentos a fin de disolver el coágulo y restaurar el flujo sanguíneo) en la primera media hora tras su ingreso a los servicios de urgencias.

“Si una persona empieza a sentirse mal, tiene dolor de pecho, le falta aire o se desmaya, es preciso llevarla a urgencias donde se le aplicará el protocolo, que comienza con un diagnóstico realizado en menos de 10 minutos y que implica la toma de un electrocardiograma para corroborar o descartar un infarto. De confirmarse, personal médico capacitado elegirá la mejor estrategia para destapar la arteria coronaria responsable del evento (la que envuelve al corazón), pues ahí suele haber grasa acumulada y un coágulo”, explicó la doctora Borrayo Sánchez, quien actualmente es secretaria general de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

Si el hospital tiene sala de hemodinámica se empleará un mecanismo especial que opera mediante un catéter y una malla o stent a fin de mantener la arteria abierta, y si no hay uno de estos espacios se suministrará un fármaco para deshacer el coágulo que obstruye el flujo sanguíneo. A veces se recurre a una estrategia combinada, primero el medicamento y después el stent en menos de 24 horas.

Enseñar a las personas a proporcionar reanimación cardio pulmonar ha sido un compromiso de numerosos médicos de la UNAM para ayudar a personas con infarto. FOTO: DGCS UNAM

 Cuidar el corazón

Egresada de la licenciatura de Médico Cirujano por la Universidad Autónoma de Nayarit y maestra y doctora en Ciencias por la UNAM, Gabriela Borrayo señaló que “durante la pandemia por COVID-19 se incrementó el número de muertes por enfermedades cardiovasculares, al pasar de cerca de 160 mil a 250 mil, lo cual representa una de las mayores tasas de mortalidad por cada 100 mil habitantes”.

La integrante fundadora de la Asociación de Medicina Basada en Evidencias manifestó que, para salvar más vidas, es relevante conocer las técnicas para detectar un paro cardíaco oportunamente y atenderlo a través de reanimación cardiopulmonar.

 Otra de sus grandes labores es preparar a las nuevas generaciones en educación de la salud mediante programas en investigación, docencia, procesos de atención médica y de recursos humanos a nivel de pregrado y posgrado, así como implementar actividades de divulgación de la ciencia para crear conciencia sobre temas médicos. Como docente, ha sido asesora de 26 tesis de especialidad y cinco de maestría. Uno de sus cargos relevantes ha sido el de directora médica del Hospital de Cardiología del Centro Médico Nacional Siglo XXI. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores Nivel 1 y a la Academia Nacional de Medicina de México.

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