Hace poco, debido a la contingencia por COVID 19, entendí el término: “angustia femenina”, la primera vez que lo escuché fue en un congreso de salud mental, para periodistas, celebrado hace diez años en Puerto Vallarta, México.
El neurólogo que lo mencionó me fastidió el día con su “frase machista”, pues siempre he creído que el cerebro femenino y masculino son enteramente iguales. Sin embargo, desde que inició el confinamiento por el virus SARS-CoV-2, he sentido esa “angustia femenina”. Me explico: hoy siento una gran preocupación y angustia de morir, nunca la había
sentido, ni durante los funerales de mis seres queridos, tampoco cuando he estado enferma, nunca convalenciente ni hospitalizada, pero sí me he sentido muy mal.
Sin embargo, cada que veo a mi hijo de siete años jugar, bailar, comer y cantar –ajeno a la desgracia que va dejando el COVID-19 a su paso por el mundo– me “entra” la “angustia femenina” de dejarlo en la orfandad.
Esa “angustia femenina” penetra directamente por mi pecho, baja suavemente hacia mi estómago y se instala allí por unos días, o unas horas, incluso apenas minutos. Pero la sensación es constante, es rutinaria, es molesta…
Hay días que esa “angustia femenina” me deja descansar y la miro, a la distancia, también fastidiada. Otras mujeres, con las que he hablado durante este confinamiento, también han sido visitadas por ella. No, así los varones, que van más ligero por la vida.
¿De qué se trata esta “angustia femenina”? Creo que está estrechamente relacionada con el ejercicio de la maternidad. Y cuándo acaba esa sensación… nunca, puesto que la maternidad nunca termina. Tal vez, por eso mi madre de casi 74 años me pregunta, desde su aislamiento en su casa, cómo estoy, cómo he dormido y qué tal he comido.
Pero sé que algo no cuadra, puesto que el doctor del congreso en Puerto Vallarta también dijo que esa “angustia femenina” se presentaba en casi todas las mujeres por igual. Entonces, ¿qué hay de aquellas que decidieron no ser madres o que todavía no lo son?
La respuesta la tiene la Organización Mundial de la Salud, que dice: los trastornos por depresión y por ansiedad son tres veces más frecuentes en las mujeres, y algunas teorías para demostrar este vínculo son el actuar de las hormonas femeninas, pero también hay rumores de que las mujeres mostramos más nuestros sentimientos porque se está socialmente permitido.
Sea cual sea el motivo (biológico o social) sé que este virus SARS-CoV-2 nos vino a incrementar la “angustia femenina” y hoy más que nunca, las mujeres debemos hablar, no hay que quedarnos calladas, es necesario desahogarnos, gritar, buscar ayuda profesional, tomar una terapia psicológica virtual y acercarse a las líneas de atención gratuita.
Sí, las mujeres queremos evitar a toda costa nuestra muerte por COVID19, por nuestros hijos, por nuestros nietos, por nuestros padres ancianos…pero principalmente por nosotras.
Pide ayuda, no estás sola. Servicio gratuito:
Universidad Iberoamericana las 24 horas del día
Apoyo psicológico y ayuda espiritual
55 4172 0417 y el correo es ayudapsicologicamexico@gmail.com
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