Imagen sección Opinión

Opinión

Sexualidad Opinión

El deseo y la edad

mm
Escrito por Ana Francis Mor

El cuerpo cae pero se asienta el alma

Dice mi amiga Rosa del Paraguay y dice bien, con la edad, el cuerpo cae pero se asienta el alma.

En estos momentos de mi vida me encuentro haciendo una investigación sobre la edad y el sexo. Cabe aclarar que mis investigaciones están lejos de tener un rigor científico porque no intento demostrar nada, intento responderme las dudas. Al fin y al cabo, la curiosidad construye el camino de la vida.

Me miro en el espejo y lo que veo es una mujer de 46 años con algunas arrugas, un tono muscular menos rígido, canas porque decidí desencadenarme de los tintes. Tengo una buena condición física pero es cierto que soy menos ágil y me lastimo articulaciones y músculos con mayor facilidad. Las heridas del cuerpo, también es cierto, tardan más en curar. Las gripas tienen un día extra, el cansancio requiere más descanso, en fin, el cuerpo en efecto, cae.

En el alma es al revés. Las heridas del alma se curan y se olvidan más rápido, porque claro, a estas alturas ya aprendí que no tiene ningún sentido enquistarse en el dolor, no vale la pena poner la energía en eso. El enojo es menos frecuente, hay una cierta calma porque de alguna manera entiendes que la prisa es morderse la cola.

El cuerpo cae y el alma se asienta.Pero el factor que más me interesa en este momento es el sexual. Lo que he observado en la última década, sobre todo, es que cada vez siento más, más profundo, largo, intenso. Tiene que ver, por supuesto, que con los años, te vas dando cuenta de que hay millones de cosas más importantes que tener el abdomen plano o las estrías.

La confianza va cambiando de lugar y empiezas a sentirte mejor con quien eres y el empaque en el que llegaste al mundo. Por otro lado, mandas al carajo los deber ser que te hicieron tragar a fuerzas y te das cuenta de que si eres una golfa de primera o una recatada de sexta, ningún Satanás se aparece.La diversidad, intensidad y maneras de la vida sexual en consenso, no hacen que una persona sea mejor o peor, solo distinta.

Descubrir eso es, sin duda, otra de las puertas de entrada al paraíso. Sí, con la edad, las ideas se aflojan y desde ese lugar, el placer sexual mejora. Pero ¿y la biología? Cómo pensé que ahí si tenía que hacer un muestreo más amplio que yo misma, me puse a preguntarle a mis amigotas de más de cuarenta. ¿no sientes que con la edad, el sexo se pone mejor?

En todo lo que tiene que ver con las ideas, quitarse las telarañas de la cabeza y las mieles de la madurez, más o menos todas coincidimos. En lo que tiene que ver con la biología no necesariamente, es decir, todas coincidimos en que no somos más ágiles, pero más o menos la mitad sentimos que nuestro placer es más amplio ahora.

Otra de mis amigas dice que además es que el clítoris te va creciendo un poco con los años y eso hace que sientas más. Mi consultada bióloga dice que al parecer, una de las cosas que pasan, es que las hormonas relacionadas con el deseo sexual, al no estar ocupadas en la reproducción se ocupan de otras cosas muy interesantes.

El deseo aumenta con la edad… interesante idea. Claro, el deseo de una mujer madura es más mañoso que arrebatado, es decir, no te urge irte a coger al coche, porque además de que te contracturas ya estás grande para que te lleven al Ministerio Público. El deseo macerado toma protagonismo, eres mucho más capaz de extender una seducción días y días saboreando el primer orgasmo que ha de llegar. ¿No resulta paradójico que mientras el cuerpo va cayendo, la capacidad sexual vaya aumentando?

Quizás por eso el alma se asienta, para manejar esta paradoja con elegancia. Será una señal de la creación o de Dios o del destino, para que las mujeres encausemos nuestra vida al placer sexual hasta el último respiro?Yo sé. Probablemente mi conclusión no es científica, pero seguro, seguro, que será popular.

Acerca del autor

mm

Ana Francis Mor

Es actriz, cabaretera, escritora, directora teatral y activista mexicana. Es una de las fundadoras del colectivo Las Reinas Chulas que promueve el cabaret en México. Se ha especializado en derechos sexuales y estudios de género y en 2011 fue galardonada con la medalla Omecíhuatl por su labor a la construcción de la ciudadanía de las mujeres, otorgada por el Gobierno de la Ciudad de México.
Desde 2007 escribe en Emeequis la columna El manual de la buena lesbiana, la cual más adelante se recopiló en dos libros (2009, 2013). Publicó Para soñar que no estamos huyendo (2013), una adaptación de Ricardo III, la obra de Shakespeare. Lo que soñé mientras dormías es su primera novela.

Dejar un comentario