En nuestro país, existen cerca de 26 millones de mujeres sin ingreso propio. Solo 4 de cada 10 mujeres tienen acceso al mercado laboral. Y las mujeres que logran emplearse, en su mayoría lo hacen en condiciones de precariedad; con bajos salarios (el 72 por ciento de ellas), el 62%; carece de Seguridad Social; el 52 % no cuenta con contrato estable, además de tener horarios muy rigurosos, y el 93 % carece de defensa y representación sindical.
Solamente el 6% de las mujeres que laboran ganan más de 12 mil pesos mensuales, mientras que 7 de cada 10 no pueden comprar lo básico con su ingreso laboral, así lo establece un estudio realizado por Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, hoy 25 de noviembre, que se conmemora desde 1981 tras el asesinato de las hermanas Mirabal, en República Dominicana.
La situación laboral de la mujer mexicana se ha agravado por las condiciones de la pandemia del Covid-19 debido a que hay mayor mortalidad entre amas de casa y la recuperación del trabajo para las mujeres es más lenta.
Cerca de 17 millones de mujeres en el país no trabajan por su condición de género, impuesto social e históricamente. En su mayoría son mujeres menores de 45 años de edad (el 50 %) que han cursado la secundaria, el 68% o la educación superior el 27 por ciento.
La participación de la mujer en el mercado laboral es de apenas el 43%. La del hombre es del 74 %. El desempleo afecta más a la mujer con un 17.5% frente a los hombres, con un 8.5%.
Sin considerar la doble jornada que realizan, en promedio, las mujeres deberían trabajar años de 13.5 meses para ganar igual que los hombres y años de 14 meses para cubrir el costo de la canasta básica para dos personas, ellas y una más, se señala en el Reporte Especial sobre Exclusión Económica y Precariedad Laboral de las Mujeres en México.
Los estados de la República con una baja participación laboral de la mujer son: Chiapas 32%; Veracruz con un 37%: Zacatecas 39%; Tabasco 40% y Querétaro con un 40%.
Los estados del país donde hay más mujeres sin ingreso laboral suficiente para mantener una familia son: Chiapas 79%; Puebla 76%; Guerrero 75%; Morelos 75%, y Oaxaca con 74%.
Las mujeres siguen confinadas a actividades asociadas con el rol de género. Y el trabajo doméstico remunerado, es un ejemplo de ello, por cada hombre ocupado en ese sector hay 11 mujeres. Son 2.2 millones de mujeres en total empleadas en quehaceres domésticos. Con una brecha salarial de mil 362 pesos mensuales en promedio.
En contraste, en puestos directivos, hay casi 4 veces más hombres empleadores que mujeres empleadoras.
Las mujeres que laboran 20 horas o más a la semana deben cumplir con otra jornada completa extra, en un trabajo que no es valorado ni remunerado: el trabajo en casa en donde no hay vacaciones ni días de descanso para lavar, cocinar, planchar, limpiar, cuidar de los hijos o familiares, y que son mujeres en edad productiva de 30 a 59 años de edad que dedican más de 45 horas en promedio a tareas del hogar no remuneradas.
Las propuestas que Acción Ciudadana Frente a la Pobreza recoge de organizaciones civiles
expertas en la materia, para avanzar en el propósito de abrir la participación de las mujeres en la
economía con trabajo digno, es decir con salario suficiente, seguridad social y derechos laborales,
son:
- Construir un Sistema Nacional de Cuidados para que las mujeres puedan trabajar
tranquilas, sabiendo que su familia está bien.
○ Un Sistema Nacional de Cuidados con cobertura universal, calidad y equidad, que
involucre a toda la sociedad, incluido el sector privado
○ Que atienda a menores (centros infantiles), a personas con discapacidad y a
adultos mayores
○ Que amplíe la cobertura de las escuelas de tiempo completo
○ Que establezca políticas de incentivos a las empresas y entidades que proveen
servicios de cuidados
○ Que incluya todas las medidas de atención a personas cuidadoras - Establecer mecanismos de valoración de las tareas de cuidados y del hogar, incluyendo formas de pago y protección social; porque son inversiones en el desarrollo humano, el bienestar y la calidad de vida.
- Establecer mecanismos para garantizar igualdad de pago para mujeres. A trabajo igual, salario igual.
- Promover acciones afirmativas y condiciones favorables para la contratación, permanencia y promoción de mujeres en el trabajo.
- Equilibrar los permisos para maternidad / paternidad y el resto de prestaciones de acceso a servicios de cuidados, para evitar sesgos de contratación contra las mujeres.
- Establecer mecanismos efectivos contra las violencias en el entorno laboral.
- Garantizar condiciones de seguridad para mujeres que trabajan en horarios o situaciones de riesgo a la violencia.
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