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¿Por qué los hombres se aferran a sus ex parejas?

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¿Quién ayuda a tu agresor?

Fotografía: Policía Nacional de Ecuador

Hace tres años, cuando se estrenó la última versión de Beauty and the Beast, en las redes aparecieron comentarios como: “Yo también viví con una bestia y nadie me hizo una película”. La Policía Nacional del Ecuador aprovechó eso para lanzar un programa contra la violencia doméstica. “Vivir junto a una bestia no siempre es un cuento de hadas”, indicaba la publicación que obtuvo más de 5 mil “me gusta” y se compartió casi 8 mil veces.

La campaña de sensibilización ecuatoriana modificó el poster de la película para que apareciera Emma Watson, quien personificaba a Bella, con un moretón alrededor del ojo, el pómulo enrojecido y la nariz rota.

En un circuito de violencia, las víctimas deben acudir a ayudar para poder salir de ese círculo vicioso, pero además habría que pensar en quién ayuda a la bestia. Es por eso que se han creado organizaciones de hombres que ofrecen ayuda a otros hombres.

GENDES en un grupo de reeducación sobre la masculinidad a hombres que han ejercido violencia. Su sede física está en la céntrica Colonia Roma de la Ciudad de México, pero por el confinamiento social también debieron llevar sus sesiones de apoyo a la virtualidad

A propósito de que el grupo de apoyo GENDES habilitó una línea de emergencia para hombres a punto de estallar, busco a Hugo Barbosa Santamaría, responsable del programa de atención en esta asociación, para saber cómo encontrar ayuda para el agresor.

Desde los primeros días del confinamiento social por COVID-19, el 911 registró un aumento del 60% en el número de llamadas de mujeres reportando violencia doméstica. Luego la Red Nacional de Refugios que ayuda a víctimas informó que estaban atendiendo a 77% mujeres más —casi el doble—, en relación con 2019. En ese contexto, GENDES habilitó la “línea de atención para hombres al borde de la violencia”, con un número de atención telefónica, 24 horas, marcando:  5552642011.

Hugo Barbosa explica que, a la fecha, han atendido cientos de llamadas. Siete de cada 10 hombres que hablan ya han ejercido violencia o están a punto de hacerlo y no saben cómo contener esas emociones frente a su pareja o a sus hijos. Las edades varían entre los 20 y 40 años. Hay hombres que perdieron el trabajo o les redujeron el sueldo, hay otros a quienes no les alcanza para pagar la renta ni la despensa de la semana. Eso sumado a que los hombres no estaban acostumbrados al espacio doméstico.

Las recomendaciones que GENDES hace para prevenir la violencia apuntan a identificar las señales que manda el cuerpo, antes de perder el control, antes de que la sangre se suba a la cabeza. Habrá quienes aprieten los puños. Otros sentirán el malestar en el pecho o en la respiración. Reconocer esos síntomas será fundamental para “tomar un tiempo fuera”, reducir la tensión y no estallar.

—¿En qué consiste el apoyo telefónico? — le preguntamos a Barbosa.

La duración de la llamada es variable, pues el asesor ayuda a quien llama a identificar sus sensaciones corporales, eso es importante para la prevención, y eso nos lleva un tiempo para hacer un ejercicio de respiración. Les decimos que pueden solucionar sus problemas en una ruta distinta a la violencia, porque a los hombres nos han enseñado que la única manera de resolver las cosas es gritando o a golpes.

¿Por qué habilitar una línea de apoyo a hombres violentos?

Creemos que es necesario tener este espacio para que los hombres puedan hablar y podamos orientarlos. Se buscaba prevenir la violencia, pero nos hemos dando cuenta que muchas violencias ya se habían ejercido en la relación, desde tiempo atrás, y con el confinamiento social, se estaban agravando.

¿Cómo hablarle a un hombre violento?

A los hombres nos enseñan que podemos salir solos y que no necesitamos ayuda de nadie. Así que son ellos los que deben acercarse a nosotros. Lo hacen cuando ya están en una situación de crisis o porque la pareja ya los abandonó o porque están en un proceso legal buscando la custodia de los hijos. Cuando están en un proceso muy complicado, es cuando llegan y dicen: ‘Estoy mal’. Les hacemos mucho énfasis en que este trabajo no es para recuperar a la ex pareja, si no para que cambien su forma de ser, de pensar y de vivir la masculinidad”.

¿Hay hombres que se aferren a regresar con su ex pareja?

Los bajamos de su nube, como se dice coloquialmente. Los aterrizamos. Les decimos cuál es su realidad, para que acepten las consecuencias de lo que han cometido: sus ejercicios de violencia. El punto clave es cuando ellos asumen su responsabilidad en ese ejercicio y aceptan la decisión de la mujer que ya no quiera continuar con una relación. Por su parte, las mujeres también deben estar en un proceso (de reeducación), porque es importante que ellas sepan identificar ciertas situaciones (de violencia) y puedan tomar decisiones que el hombre deberá respetar.

Acerca del autor

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Delia Angélica Ortiz

Mi oficio es escribir. Estudié periodismo en la Ibero y me formé como reportera en la legendaria Buhardilla. Otros medios nacionales me han dado la oportunidad de curtirme. Le he entrado a todo tipo de temas. Hace poco, recordaba cuando me mandaron a cubrir los primeros degollamientos del narcotráfico en Acapulco, era el tiempo en que hacía radio con Carmen Aristegui en W Radio. Pero también he investigado asuntos de negocios y finanzas para la revista Expansión o temas de divulgación científica para QUO. Recuerdo con mucho cariño mis primeras coberturas para El Economista, cuando tenía que ir a escuchar a Andrés Manuel López Obrador, quien entonces era dirigente nacional del PRD y yo no tenía ni idea de que llegaría a ser presidente del país. Mi paso por El Reforma fue el más enriquecedor que hubiera podido tener. Conocí a colegas talentosísimos y como reportera pude vivir uno de los fenómenos más significativos para un país: una huelga estudiantil en la UNAM, la universidad más importante de México y quizá de América Latina. Viajar por mi cuenta ha sido una de mis pasiones. Uno de esos viajes me regaló el privilegio de regresar a México a trabajar en el Fondo de Cultura Económica, donde mi compañero de oficina era el poeta Alí Chumacero. Estos viajes personales inesperados me llevaron hasta las puertas de una prestigiada agencia de relaciones públicas, Guerra Castellanos y Asociados, donde pude formar parte del equipo de comunicación para México de Microsoft, además de tener la oportunidad de conocer de cerca muchas otras empresas. Soy una amante entregada y devota de algo que llamo la crianza con apego. Reservo tiempo para seguir bailando disciplinadamente las danzas más peculiares. Últimamente me ha dado por interesarme por la pintura y la escultura, así que soy visitante frecuente del Museo Nacional de Arte y de los cursos que ahí organizan. Me encanta escribir y por eso mantengo mi oficio de periodista freelance que me hace conocer los temas más insólitos.

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