Día con día se esperan noticias en las que se hable, por fin, de que las cifras de nuevos casos de Covid19 disminuyan, y paulatinamente, se retomen las actividades cotidianas. Sin embargo, los hospitales y centros de salud continúan saturados, y las estadísticas continúan mostrando que, a diario, se detectan miles de casos nuevos y centenas de muertes.
A pesar de que se hablaba de un nuevo comienzo para julio, como ya se había hablado antes de uno nuevo en mayo, y uno nuevo en abril, el continente americano es el epicentro de la pandemia, y México no es la excepción, al ser la tercera nación de la región con mayor número de casos y la novena a escala global.
La situación sanitaria ha desafiado a los sistemas de salud de la región, los cuales, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, antes de la pandemia ya estaban débiles y fragmentados, con un presupuesto anual etiquetado promedio de menos de tres por ciento, a pesar de que las recomendaciones internacionales señalan que debe ser de seis por ciento o su disponibilidad de camas es de entre una y dos por cada mil habitantes, aunque el número considerado como adecuado es de tres o más.
Los sistemas de salud se enfrentan a este desafío de requerir un enfoque más social y a particularidades propias de nuestro contexto, en la que se han conjuntado varias dificultades de corte sanitario, como el alto registro de casos de dengue, la aparición de nuevos casos de sarampión y las ya existentes tasas altas de diabetes y obesidad.
Y se podrían debilitar aún más si se toman en cuenta pronósticos como los de la Organización Panamericana de la Salud que advierten de la posibilidad de que por un par de años más se den brotes de Covid 19 de manera paulatina ante la falta de mecanismos más efectivos de prevención como la vacuna o tratamientos con mejores resultados.
En el Coloquio Bioética y Covid19, organizado por los Institutos de Investigaciones Jurídicas y Filosóficas de la UNAM, Gustavo Ortiz Millán refirió que las políticas de libre mercado han representado un obstáculo para dar respuesta a la pandemia debido a que los mercados, si bien promueven el bienestar de la sociedad en su conjunto, sólo se dedican a suministrar lo que las personas quieren y desean.
El filósofo explicó que bajo la visión del neoliberalismo, la libertad individual es el valor máximo por el que se debe velar dejando a un lado la posibilidad del reconocimiento de los derechos económicos y sociales, aquellos que son relativos a las condiciones sociales y económicas básicas necesarias para una vida en dignidad y libertad
De igual manera, Ortiz Millán comentó que en esta perspectiva de libre mercado, hay una contraposición con la noción de justicia distributiva por que no se cubren las necesidades sociales ya que el papel del Estado está muy reducido y este es el único que puede garantizar los derechos individuales.
Asimismo, consideró que la respuesta a la crisis sanitaria también responde a esa visión mercantil pues la industria farmacéutica es la que suele dictar las reglas y determinar en donde si intervendrá y donde no, y bajo que condiciones, dejando de lado la perspectiva social.
Como ejemplo, el autor de La moralidad del aborto refirió que hasta la fecha no se ha desarrollado ninguna vacuna contra la malaria, erradicada en algunos países con ingresos altos, pero en muchos otros de ingresos más bajos, aún con índices altos de casos, enfrentándose año con año a brotes de la misma, la cual provoca alrededor de 400 mil muertes anuales, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud.
En el marco del mismo foro, la filósofa Paulette Dieterlen resalto que la situación de los sistemas de salud frente al Covid19 debe pensarse en términos de justicia distributiva por que estamos en un mundo con bienes escasos, y en el caso de México, ya existía un problema de escasez en los sistemas de salud.
Derivado de lo anterior es que se publicó una guía de triage o de asignación de recursos limitados de medicina crítica en situación de emergencia o en múltiples centros hospitalarios han surgido quejas por la falta de insumos para brindar la atención requerida.
La situación no es exclusiva de nuestro país. A través de una reflexión, el filósofo británico James Wilson ha señalado que una de las lecciones del Covid19 ha sido que las recomendaciones de corte ético no se aplicarán a la práctica a menos que lleguen a la gente correcta por lo que el esfuerzo que hacen algunos comités y eticistas no es suficiente.
Así, sugiere que haya una mayor inclusión de la ética y sus estudiosos en la toma de decisiones en materia de salud pública, e incluso se creen figuras de consejeros éticos, a fin de que las soluciones que se planteen tengan un respaldo científico, jurídico y ético, y sean en beneficio de todas las personas con base en criterios sustentados.
Una propuesta necesaria en un país como México donde un gran sector de la población carece de la prestación de servicios por parte de un sistema de salud, la pandemia ha requerido de muchos más recursos de los disponibles, y aún no se puede descartar la posibilidad de que la situación de confinamiento se mantenga por algún tiempo más, continúen los altos índices de hospitalización y los recursos deban optimizarse aún más, esperando no tener que llegar a la toma de decisiones con base en determinados criterios que puedan excluir a alguna persona por falta de recursos de los sistemas.
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