Las medidas para contener el contagio de Covid19 ha puesto sobre la mesa un reto adicional por la educación en América Latina. El pedagogo colombiano Julián de Zubiría explica que los “marginados digitales”, aquellos que ni siquiera pueden acceder a Internet para tomar una clase en línea, deberán enfrentar una nueva realidad que implicará que de manera “inevitable” combine métodos de enseñanza semipresenciales, presenciales y a distancia.
De Zubiría es reconocido por haber diseñado una nueva teoría pedagógica, sustentada en la psicología y en la pedagogía contemporánea, que plantea a la escuela como un espacio para el desarrollo y la formación integral, contrario a los modelos que vierten información sin significado para los estudiantes.
En una peculiar entrevista vía whatsapp, el director de Innovación Pedagógica del Instituto Alberto Merani, en Bogotá, Colombia, platica sobre los retos de los docentes durante el confinamiento social al que ha obligado la pandemia.
— ¿Ahora se valorará más a la escuela como un refugio de la sociedad?
—Los salones de clase están cerrados, pero la educación tiene que continuar, porque los niños tienen derecho a su educación de calidad y a su alimentación. En el caso del alimento que diariamente recibían los niños, lo mejor, es convertirlo en bonos canjeables en almacenes de cadena por alimentos.
En lo que tiene que ver con la violencia, el encierro eleva el riesgo para las mujeres y los hijos, de manera muy preocupante. Es un periodo en el que es una desgracia convivir con un padre o una madre autoritaria, porque con el encierro, se eleva el riesgo de que los menores sean golpeados y maltratados por ellos. Hay que garantizar especial protección a los menores en estos tiempos y el cuidado principal es de tipo emocional.
La soledad, la angustia y la depresión son los principales riesgos para los niños en estos momentos, dado que son precisamente sus amigos y docentes quienes les garantizan compañía, apoyo, diversión y reconocimiento. El problema se agrava, porque conviven con padres y madres que sienten miedo y ansiedad y a quienes se les corresponde trabajar en casa, hacer los oficios propios del hogar y acompañar a sus hijos. Es una situación difícil para todos y entre todos debemos aportar a su solución, creando mejores ambientes familiares.
— ¿Cómo ser maestro virtual cuando el acceso a la tecnología aún es limitado para la mayoría de las familias?
— En México y América Latina, la mayoría de la población viven del día a día. Ellos, por sí solos, no pueden ingresar a la cuarentena y mucho menos tienen la posibilidad de conectarse a las redes mundiales en las que la humanidad deposita la información que conoce: el ciberespacio. También son marginados digitales.
Las desigualdades sociales en el mundo se hacen visibles en la manera como podemos enfrentar la pandemia. Es por ello que no pueden acceder a la virtualidad. En mi país (Colombia), el 64% de los estudiantes de la educación pública, no tiene internet ni computador. En México, seguramente estemos ante una cifra similar. Mucho más grave es la situación a nivel rural. En consecuencia, necesitamos una televisión pública y privada al servicio del desarrollo y la educación para los niños y los jóvenes. Esa es la mejor opción para la gran mayoría de estudiantes que provienen de las familias más pobres de la población.
La virtualidad es una muy buena opción en estos tiempos, pero no es viable en la educación pública en América Latina en el corto o mediano plazo, dado que exige condiciones tecnológicas y pedagógicas, que no se cumplen en la actualidad en estos países. Los niños no dominan la lectura ni tienen el nivel de autonomía necesario. Para complejizar aún más, no tienen internet, ni computador.
— ¿La pandemia transformó a los padres en maestros?
— Redefinir el concepto de escuela como un espacio de crecimiento y aprendizaje vs a guarderías mientras los padres trabajan
Las condiciones de encierro, obligaron a los padres a reasumir funciones de los docentes en el caso de estudiantes menores. No hay otra opción con niños pequeños, porque ellos requieren el acompañamiento de sus padres. Ojalá las escuelas entiendan que hay que contextualizar el currículo y enfatizar en el desarrollo de competencias, aunque cambien los contenidos. Necesitamos enfatizar en el desarrollo de las competencias para pensar, convivir y comunicarse y eso se puede hacer con diversos contenidos, pero la condición fundamental, es tener maestros muy bien formados.
Es buen momento para que los padres hablen y compartan con sus hijos. Si eso se logra, la ganancia sería inmensa para el desarrollo de los menores. Sin embargo, el mayor riesgo que existe, es que se eleve la violencia contra los menores. Las estadísticas indican que ese riesgo ya es real.
— ¿Cómo entender la escuela desde la actividad económica?
Si hay reactivación económica, es inevitable que los menores retornen a las escuelas. Lo deben hacer con múltiples condiciones: en grupos pequeños, con tapabocas, manteniendo el aislamiento y con todas las normas posibles de bioseguridad. Eso implicará que, durante un tiempo, será inevitable la combinación de modelos virtuales, con otros semipresenciales y con presenciales.
En el caso de niños que asisten a jardines y a la educación primaria, es necesario un retorno lo más pronto a las aulas, dividiendo los grupos, para evitar el contagio y garantizar que sus padres, puedan desplazarse a nivel laboral.
En el caso de estudiantes de secundaria y universidad, los gobiernos tienen que asegurar Tablet o computador e Internet de manera gratuita. Es una inversión relativamente pequeña, si se tiene en cuenta el enorme beneficio para la salud de todos. Por lo pronto, hay que hacer un gran esfuerzo para formar a los docentes en el cambio pedagógico que necesitamos y en el manejo de plataformas digitales.
Dejar un comentario