En México, hay una convocatoria abierta para la contratación de médicos especialistas para que se sumen a la respuesta al COVID-19. Hasta el momento, el déficit de personal de salud es de más de mil 500 elementos que se requieren para dar respuesta a la pandemia. Una situación que no es exclusiva de nuestro país, sino de la mayoría de los países de Latinoamérica, según información recolectada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas.
De acuerdo con el informe América Latina y el Caribe ante la pandemia del COVID-19: efectos económicos y sociales, presentado el pasado 3 de abril, hay escasez de mano de obra calificada y de suministros médicos en los servicios de salud.
Lo anterior motivado por la falta de inversión en el sector salud, ya que, en promedio, el gasto público en el rubro es de 2.2 por ciento del Producto Interno Bruto, casi un cuatro por ciento menos del 6 por ciento recomendado por la Organización Panamericana de la Salud, una cantidad que permite reducir las inequidades y aumentar la protección financiera en el marco del acceso y la cobertura universal.
Otro aspecto identificado es que los sistemas de salud están débiles y fragmentados, y no garantizan el acceso universal a los servicios necesarios para atender al Covid-19, además de que las instalaciones son insuficientes, pues en promedio, el número disponible de camas por cada mil habitantes es de menos de dos camas cuando lo recomendable es más de seis. En el caso de México es de 1.2.
También se identificó que los sistemas de salud son desiguales en el sentido de que se ofrecen servicios de distinta calidad a diferentes grupos poblacionales, pues hay servicios de salud para personas de bajos ingresos, otros para trabajadores y algunos otros que son de corte privado. Sumado a una centralización caracterizada por la concentración de servicios y médicos especializados en pocos centros urbanos, lo cual se refleja en dificultades para acceder a los centros de salud en las zonas rurales y remotas.
El acceso a los seguros de salud para las personas empleadas es de 57.3 por ciento y de 34.2 por ciento para la población de ingresos más bajos.
En cuanto a la seguridad social, se diagnosticó que existen altas tasas de informalidad, aumento del trabajo por cuenta propia y brechas en el acceso a la protección social contributiva; pocos países cuentan con prestaciones de desempleo; los sistemas de protección social contributiva se verán afectados financieramente por la mayor demanda de prestaciones de licencia de enfermedad por parte de los trabajadores del sector formal y será necesaria la ampliación de los programas de protección social no contributiva, financiados con impuestos.
Otro dato relevante es que la tasa de población más susceptible al Covid 19 sólo representa el 10 por ciento de la población total latinoamericana.
Sin embargo, al momento de iniciarse el registro de los primeros casos de coronavirus en la región había sistemas sanitarios bajo presión que daban respuesta a la epidemia regional de dengue, la cual afectó a tres millones de personas, de los cuales, 2.2 se registraron en Brasil.
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