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Cuando muere un bebé, se necesitan recuerdos…

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Escrito por Diana Guzmán

Mamá en duelo, testimonio…

Cuando muere un bebé necesitamos recuerdos físicos para elaborar el duelo. Hoy quiero hablar de mi embarazo porque después de que muere tu amado bebé, no te atreves a hablar de lo que viviste en el embarazo, porque te sientes completamente culpable.

Si expresas lo que sentías o cómo te sentías entonces temes que te digan fue lo mejor. Puedo decir que jamás será lo mejor que tu hija o hijo muera, aún no entiendo por qué la sociedad siempre busca encontrar algo positivo de su muerte.

Lo que es cierto es que encontrarás aprendizajes enormes después de este suceso que te harán crecer como mujer, como mamá.

La maternidad es todo un tema, creo que podríamos escribir libros y libros de esto, aun cuando los bebés están con vida tenemos mucho temor a expresar lo que sentimos, en todas las etapas: embarazo, parto, posparto, crianza.

Cuando mi hija murió tenía mucho miedo de decir que tuve un embarazo cansado, que tenía que levantarme a las 5 de la mañana para ir a trabajar, y que cada día soñaba con salir de incapacidad, que sentía un hambre jamás sentida, que a veces sentí que la costilla se me iba a reventar y que quería que eso terminara.

El embarazo es agotador y no, no es como lo pintan en la película. No tuve un parto perfecto de 10 minutos como los que veía en las novelas de niña.

Ni siquiera sabía que los bebés morían en esta generación, y no, no es queja, es simple reflexión de lo que por generaciones a las mujeres no se nos ha dejado expresar, porque, o somos malas mujeres, o somos malas mamás. O porque nosotras nos lo buscamos y hay que aguantar.

Siempre pienso y reflexiono en quién lo dice o dónde está escrito que no puedo decir que cuando Paula murió no había día que deseaba morirme, que me sentía horrible porque había días que no aguantaba la acidez y pensaba: me faltan cuatro semanas más… que preguntaba si estuve demasiado triste y si debía llorar menos o llorar más en ese embarazo.

Hoy también sé que vivía en la inconsciencia de muchos temas de embarazo, maternidad y crianza, pero amaba a mi hija y que ese mismo amor fue el que la hizo venir a este mundo. 

Que su muerte me ha enseñado más de lo que yo había aprendido en años; a veces, digo, que en toda la vida. 

Que el amor que tengo hacia ella es inevitablemente y natural como la de cualquier mamá, aunque ella no esté.

Que Paula es la mejor maestra de vida que he tenido: me salvo, me salvo en miles de sentidos.

Que es indescriptible lo que sentí con ella desde que llegó y eso hacía que todo fuera más fácil.

Ojalá habláramos, ojalá contáramos lo que nos duele y cómo y dónde nos duele, sin juzgar, sin predecir, sólo escuchando a la otra.

En la muerte y en la vida necesitamos una red que nos sostenga, criar un hijo es uno de los hechos más comunes pero más fuertes de una mujer. 

Acerca del autor

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Diana Guzmán

Diana Guzmán es doula, tanatóloga, tallerista y acompañante de madres, padres y familias en MISS-Eca Red de Apoyo ante la Muerte Gestacional y de la Niñez Temprana

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