Reportaje

El arte de donar y trasplantar un órgano

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Escrito por Verenise Sánchez

Regalar una oportunidad de vida

La donación de órganos es un regalo para aquellas personas que esperan una oportunidad de vida. Afortunadamente el número de donación y trasplantes va en aumento, sin embargo, aún no es suficiente.  

De acuerdo con el Sistema Informático del Registro Nacional de Trasplantes en 2018 hubo 2 mil 598 donaciones de personas fallecidas, esto representa un incremento de 26por ciento respecto a 2017.

Crónica de un trasplante de órgano

A las 8:15 de la mañana, los médicos determinaron, tras un ultrasonido doppler transcraneal, que el cerebro de Rosa cesó su actividad debido a una hemorragia intracerebral derivada de un accidente vascular cerebral (AVC).

Los padres de Rosa no pueden creer la noticia, pues el corazón de su hija, de apenas 23 años, aún sigue latiendo, pero su cerebro ya nunca más reaccionará porque ha sufrido daños estructurales y funcionales irreversibles. Rosa no está en coma o en estado vegetativo, les explican. Ella está muerta.

Los estudios instrumentados y la evaluación clínica así lo comprueban, tiene pérdida irreversible de las funciones cerebrales, es decir, muerte encefálica, y los médicos del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) ya no pueden hacer nada.

En medio de la conmoción, los padres recordaron que en una ocasión Rosa les había dicho que cuando muriera quería donar sus órganos para ayudar a otras personas. Así que instantes después de recibir y asimilar la trágica noticia, le comentaron al médico que deseaban cumplir el deseo de su hija y autorizaban la donación de sus órganos.

Afortunadamente este hospital cuenta con licencia sanitaria de donación y trasplante de órganos, además del personal médico altamente capacitado y la infraestructura necesaria para la procuración de órganos.

En cuanto los familiares avisaron que querían hacer la donación de órganos, el Comité Interno de Trasplantes de ese hospital activó el riguroso protocolo de procuración, el cual contempla una serie de pasos a seguir los cuales van desde aspectos médicos hasta legales.

El equipo de salud —conformado por enfermeras, médicos tratantes, cirujanos, químicos y coordinadores— que interviene en una donación empezó a trabajar contra reloj, pues dispone de menos de 30 horas para concretar todo el proceso.

Quizá 30 horas pareciera mucho tiempo, pero para hacer más de 15 estudios clínicos y pruebas de histocompatibilidad, buscar al receptor indicado, es decir, que sea compatible y que esté en óptimas condiciones para poder ser intervenido quirúrgicamente en ese instante, hacer la minuciosa extracción de los órganos y el delicado y preciso trasplante, 30 horas es realmente poco.

Además, en muchas ocasiones se tiene que transportar los órganos de un hospital a otro o, más complicado aún, de una ciudad e incluso de un estado a otro. Aunque este no es el caso, si es un proceso en el que cada segundo “vale oro”.

Cómo cuidar a un donante cadavérico

Ya se cuenta con un protocolo perfectamente establecido para el cuidado y mantenimiento de un donador fallecido con fines de trasplante. Así que al saber que algunos de los órganos podrían ser donados, de inmediato los doctores protegieron el cuerpo, lo cambiaron a la sala de cuidados intensivos para que no fuera a adquirir una infección, lo colocaron sobre un colchón térmico y lo cubrieron con una sábana también térmica para mantener una temperatura aproximada de 36 grados Celsius.

Le suministraron más suero para mantenerlo hidratado y mantener la diuresis o producción de orina cercana a los niveles normales. También tenía un ventilador mecánico para mantener el cuerpo oxigenado, de lo contrario la sangre no cuenta con el oxígeno necesario y los órganos se deterioran y ya no son útiles para trasplante.

“Estos cuidados son para que el cuerpo se mantenga en óptimas condiciones, como si aún estuviera con vida y así evitar que el corazón se detenga, ya que si este deja de trabajar, los órganos de inmediato dejan de funcionar y ya no son aptos para trasplante”, expresó el doctor José Luis López Jiménez, coordinador de Donación del INCMNSZ.

Segundos después, ingresó una enfermera para tomar muestras de sangre para realizarle diversos estudios como: química sanguínea, biometría hemática, pruebas de funcionamiento hepático, perfil de lípidos, tiempos de coagulación y la prueba de virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), entre otros, esto con el objetivo de comprobar que el cadáver no fuera portador de alguna enfermedad que pudiera transmitir a las personas que recibirían los órganos, así como la viabilidad de los mismos.

Una hora y media más tarde, ya que los estudios arrojaron que todo estaba en buenas condiciones, el coordinador de trasplantes se comunicó al Cenatra para informar que tendrían una donación, que sería un hígado y dos riñones, además de todos los datos de la donante fallecida.

El arte de hallar la compatibilidad

Mientras el coordinador de Donación se comunicaba al Cenatra, la enfermera tomó muestras sanguíneas y del ganglio linfático del cadáver para que el personal del laboratorio de histocompatibilidad realizara las pruebas de compatibilidad entre el donante y los posibles receptores.

 “Las pruebas de histocompatibilidad son los estudios más tardados en un proceso de donación y trasplante, pues toma entre siete y ocho horas”, explicó Adrián de Santiago, químico farmacobiólogo que trabaja en el laboratorio de histocompatibilidad del INCMNSZ.

“De la muestra del ganglio linfático extraemos unas células y esas las enfrentamos con las muestras de sangre que tenemos resguardadas en nuestro banco de pruebas de los pacientes que están en la lista de espera de un órgano”.

Primero se realiza una prueba cruzada para saber si el donante y los posibles receptores son compatibles. Si arroja que un posible receptor no es compatible con el donador, no hay nada más que investigar, hay que buscar a otros receptores compatibles; pero si indica que sí son compatibles, se hace un estudio de tipificación de antígenos leucocitarios humanos (HLA, por sus siglas en inglés), el cual indicará el nivel de compatibilidad.

Posteriormente se realiza un panel reactivo de anticuerpos para saber si el receptor tiene anticuerpos que pudieran rechazar el órgano; si tiene anticuerpos, se practica otro estudio para saber qué anticuerpos son y, por último, se hace un análisis para saber en qué cantidad y así poder determinar el receptor más adecuado.

Para hacer este tipo de pruebas se necesitan diversos aparatos tecnológicos como microscopios y centrífugas especiales, pero lo más importante son los químicos farmacobiólogos altamente capacitados, ya que este tipo de pruebas aún es muy “artesanal”, es decir, es el ojo experto del químico el que determina la compatibilidad.

La selección de los receptores de órganos

Han pasado cinco horas desde que se determinó la muerte encefálica de Rosa y aún no se sabe quiénes salvarán su vida con los dos riñones y el hígado que se donarán, y es que elegir a los más indicados no es tarea sencilla.

El reto de una donación y un trasplante no solo consiste en trabajar contra reloj, sino en la precisión de la extracción de los órganos y, principalmente, en la meticulosa selección del mejor receptor, indicó José Luis López Jiménez.

La selección de los posibles receptores se hace bajo criterios establecidos en la Ley General de Salud, en los cuales se apoya el Comité de Trasplantes para la correcta asignación de los órganos.

Estos criterios contemplan a la persona con menos esperanza de vida, información que es obtenida a través de algoritmos especiales —por ejemplo, para el trasplante de hígado se utiliza el Model for End-Stage Liver Disease (MELD)—, además de otros criterios, como grupo sanguíneo, tiempo en espera del trasplante, entre otros.

“Pues de nada sirve que se le practique a alguien un trasplante porque es el que sigue en la lista de espera pero no es compatible, pese a que se le suministren medicamentos inmunosupresores, su cuerpo lo rechazará. Ante la escasez de donaciones, no nos podemos equivocar”, expresó.

Actualmente hay alrededor de 21 mil personas en espera de un órgano o un tejido, y aunque el año pasado se alcanzó una cifra récord, solo se realizaron dos mil 57 trasplantes, de acuerdo con cifras del Cenatra.

Han pasado casi siete horas desde que se empezó el proceso de donación, ya se tiene a los probables receptores, el médico tratante marca por teléfono a seis personas, solo tres recibirán un órgano pero se necesita tener otros candidatos por si alguno no se encuentra en la posibilidad de ser intervenido en ese momento, ya sea por un resfriado, infección u otra cosa.

El hígado es lo primero que se puede y debe trasplantar, para los riñones aún hay que esperar a que se tengan los resultados de otras pruebas de compatibilidad.

A la espera de un órgano

Un hombre de 53 años de edad espera un hígado, una joven de 26 años, el riñón derecho y otra de 23 años, el riñón izquierdo, ellos tres no se conocen, lo que los une es la esperanza de que un día alguien les salve la vida al donarles el órgano que necesitan.

Ese día llegó, la llamada que habían esperado por varios años por fin se dio:

—Buenas noches, le hablamos del INCMNSZ, ya tenemos una donación de órganos, ¿se encuentra bien para ser intervenido quirúrgicamente en estos momentos?, preguntó el médico.

—Sí, respondieron por separado estas tres personas.

—¿Puede llegar al instituto lo antes posible?

—Sí, reviraron.

—Entonces venga de inmediato al instituto, en la entrada diga que viene a trasplante, los policías ya tendrán una lista con su nombre y un enfermero ya lo estará esperando.

A los otros tres candidatos “suplentes” se les llamó y se les explicó que ellos eran los pacientes alternos por si los primeros no se encontraban en condiciones de ser operados en ese instante.

Casi dos horas después, empezaron a llegar al hospital uno a uno los seis pacientes, a todos se les hicieron los exámenes preoperatorios. Los tres primeros candidatos, por fortuna, salieron muy bien en sus estudios y pudieron entrar a quirófano, a los otros tres los regresaron a casa a esperar otra oportunidad.

Operación maestra

Son la cinco de la tarde, han pasado nueve horas desde que los doctores determinaron la muerte encefálica de la donadora, ya se tiene todo listo para hacer la extracción de órganos y trasplante.

El coordinador de Donación da la indicación para que ingrese la donante e inicie la cirugía de procuración y de manera simultánea, la cirugía de trasplante de hígado.

Antes de iniciar la cirugía, los médicos guardan un minuto de silencio como agradecimiento a la memoria de la donadora y después proceden a la extracción de los órganos, la cual se hace con una técnica quirúrgica depurada, ya que un órgano que no se extrae adecuadamente puede tener alguna lesión en su anatomía.

Han transcurrido tres horas, ya se extrajeron los órganos, los cuales previo a su extracción se les inyecta una solución especial que permite que las células del órgano se conserven viables para trasplante.

Este líquido debe estar a una temperatura de cuatro grados Celsius para que entre por la arteria, lave los órganos y los limpie de la sangre que tenga en su interior, sino la sangre se coagula dentro de los vasos y cuando se trasplante el órgano no recibirá sangre oxigenada.

“Para hígado y riñones se utilizan aproximadamente diez litros y cada litro tiene un costo aproximado de cuatro mil pesos”, explicó José Luis López Jiménez, coordinador de Donación.

Después de que se inyecta dicha solución, los órganos son delicadamente depositados en una bolsa especial la cual es estéril y con solución de preservación, a su vez es colocada en otra más y finalmente en una tercera con hielo estéril.

Los órganos son depositados en una hielera, pues se debe mantener el órgano a cuatro grados Celsius. Los órganos ya están listos para salir de ese quirófano y llegar a los otros donde los médicos ya están listos para recibirlos.

Una vez terminada la extracción, el hígado es el órgano que demanda mayor cuidado y agilidad, ya que su tiempo de isquemia o tiempo de vida fuera del cuerpo es de ocho horas en promedio, mientras que el del riñón puede ser de hasta 24 horas y el del corazón, el órgano más delicado de todos, es de no más de cinco horas.

Mientras trasladan los órganos a los quirófanos donde serán trasplantados, el cuerpo de la donadora es entregado a sus familiares y los médicos agradecen la generosidad de conceder los órganos de su ser querido para dar una nueva oportunidad de vida a tres personas.

Después de ocho horas, ya se ha concluido el trasplante de hígado, las pruebas de compatibilidad están listas y los trasplantes de ambos riñones darán inicio. Después de 10 horas más de cirugía, cinco horas por cada riñón, los trasplantes han terminado, todo resultó conforme a lo planeado, las tres operaciones han sido un éxito.

Tras la cirugía, los pacientes estarán algunos días más en el hospital para su monitoreo y posteriormente continuarán en constantes revisiones y medicados con inmunosupresores para que el cuerpo no rechace el nuevo órgano.

De acuerdo con estimaciones del doctor Mario Vilatobá Chapa, jefe del Departamento de Trasplantes del INCMNSZ, tan solo el proceso de procuración de órganos tiene un costo aproximado de 50 mil pesos; mientras que el trasplante de un riñón, alrededor de 100 mil pesos y de hígado, cerca de 300 mil pesos.

Si a estos costos se suman las consultas posteriores y los medicamentos que se necesitan, tales como los inmunosupresores, el costo promedio a un año podría alcanzar los 500 mil pesos, ya incluida la procuración de órganos y el trasplante.

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Verenise Sánchez

Reportera especializada en temas de Ciencia y Salud

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