Tan sólo en la Ciudad de México se registraron 94 mil 616 muertes fetales de 1988 a 2017, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
En este contexto, en México existe un nulo acompañamiento cuando muere un bebé durante el embarazo, en el parto o después de que el bebe nació. Desafortunadamente no existen protocolos hospitalarios que acompañen a los padres y las familias. Literalmente, salen del hospital con los brazos vacíos.
Aunado al dolor por tal suceso se suma la falta de empatía e incluso de humanidad hacia estas familias que están pasando por la muerte de uno de sus hijos/as. En la que parecía ser la mejor etapa de su vida, los profesionales de la salud (médicos, enfermeras, trabajadoras sociales, tanatólogos, psicólogos) no están muchas veces preparados para estos casos, y las mujeres y los hombres en estas circunstancias se van del hospital con profundo dolor y sin ningún recurso emocional ni físico que acompañe su duelo.
En países de primer mundo están instituidos protocolos hospitalarios para el acompañamiento de estos padres. Se tiene una gran responsabilidad con la salud mental de cada mujer y cada hombre; se sabe y se conoce de las implicaciones de este duelo tan peculiar, por lo que desde el conocimiento de la muerte de un bebé, el personal que acompañará a esa madre, padre y familia se pone a su entero servicio. Desde el médico hasta el personal de limpieza saben lo que ocurre en esa habitación.
El personal que acompaña de manera emocional a estas familias entrega una caja llamada memory box (caja de los recuerdos). Esta caja contiene por lo regular ropa para vestir al bebé, un osito, una vela, un portarretrato, un certificado donde colocar su nombre, huellas de manos y pies, fotografías y, lo más importante, información escrita con recursos como: páginas de Internet sobre duelo perinatal, grupos de autoayuda, libros e información sobre aspectos emocionales de lo que irán viviendo en los consiguientes días.
Esta caja por sí sola no ayuda, lo más importante de entregarla a estos padres es el acompañamiento emocional proporcionado antes, que contribuye a que ellos acomoden un poco cada sensación y emoción experimentada. Al llegar a casa ellos sabrán que tienen un recurso material en sus manos al que podrán acudir cuando más lo necesiten.
En México mi labor como Doula me ha permitido entregar algunas cajas de memoria, con el acompañamiento emocional debido, y me he dado cuenta la diferencia entre unos padres que son acompañados desde el momento en que su hija o hijo murió hasta su sepelio.
El que tengan información precisa y clara ayuda a que tomen las mejores decisiones para con su hija, hijo o hijos (autopsia, sepelio, despedida, ropa, fotos, huellas).
El contar con una caja proporciona soporte y contención, una especie de guarida emocional a la que puedes recurrir cuando el proceso de duelo incremente su intensidad y aún no puedes acudir con algún acompañante emocional especialista en el tema.
Al final del proceso de duelo, o en medio de éste, la caja servirá para guardar algunas cosas que por decisiones personales quieras poner ahí, como alguna prenda de tu bebé, tu prueba de embarazo, ultrasonido, quizá sacar otras como la foto o la huella.
Una caja de recuerdos o memory box es el único recurso tangible para las madres y padres que no tuvieron oportunidad de quedarse con otro tipo de recuerdo de su hijo o hija que esperaban. Una forma de iniciar el duelo de manera positiva, lo que debería considerarse para su aplicación, junto con lor protocolos hospitalarios, para estos casos.
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